Viajar en el tiempo

Autor: Borroka garaia da!

Viajar en el tiempo, ya sea al futuro o al pasado ha sido un tema recurrente en la ciencia-ficción y que nos hace disparar la imaginación. Lo cierto es que en realidad, mientras estoy escribiendo este post, estoy viajando en el tiempo hacia el futuro. Igual que tú mientras lo estás leyendo. El hecho de que nuestra energía total y la masa sean positivas tiene relación precisamente con que las partículas se están moviendo hacia el futuro a una velocidad de un segundo por segundo. Nada extraordinario ya que estamos acostumbrados. Ahora bien, ¿Se pueden variar esas cifras?. Parece ser que sí. Y la persona que más lo hizo fue Sergei Avdeyev, un astronauta de la Unión Soviética que en experimentos en la estación espacial MIR se pasó cientos de días orbitando la Tierra a 27 mil kilómetros por hora constantemente. Eso hizo que viajará al futuro 0.02 segundos. Einsten ya predijo en su teoría de la relatividad que para un objeto que se mueve a cierta velocidad con respecto a otro que se mantiene fijo, el tiempo pasa más lentamente, produciéndose una dilatación temporal. Obviamente y pese a que ya esté verificado científicamente que es así, no existe aún tecnología suficiente que haga alcanzar velocidades como para que ese viaje al futuro sea apreciable y significativo. Viajar al pasado ya es harina de otro costal ya que saltaría una ley básica que gobierna el universo: las causas suceden antes de los efectos, y nunca al revés. En el supuesto de viajar al pasado y matar a tus progenitores antes de tu nacimiento no existirías, creándose por tanto una paradoja. Debido a estas incoherencias se suele dar por hecho que no es posible tal viaje. Que no hayamos recibido ninguna visita es en cierta manera una confirmación de ello.

El pasado, pasado está. No se puede hacer nada más que aprender de los errores y aciertos cometidos. Pero en el caso de que si fuera posible realizar tal viaje al pasado, se me ocurren muchos momentos de la historia reciente y no tan reciente de Euskal Herria donde una visita con una alerta correspondiente nos hubiera evitado mas que un problema y varios callejones sin salida. Soy de la opinión que en todo presente existe una variable de desconocimiento y otra de error siempre en activo. Por la sencilla razón que en absolutamente todos los procesos de liberación de la historia de la humanidad, el oprimido ha desconocido algún factor importante y se ha equivocado en algo que tarde o temprano ha traído consecuencias negativas. Desconfío por tanto del “todo va bien”, ni siquiera aunque aparentemente lo parezca. Intentar detectar permanentemente lo que se desconoce y donde está el error puede que sea la única manera de minimizar los posibles retrocesos. Retrocesos que no tardan en llegar de no tomarse medidas debido a la constante presión del opresor que no cuenta jamás con la variable de credulidad del oprimido. Y es que está precisamente en la posición de opresor porque no ha sido crédulo, entre otras cosas.

En política, al contrario que en física, si existe tecnología suficiente que haga alcanzar velocidades como para que ese viaje al futuro sea apreciable y significativo a través de la aceleración de contradicciones. La fórmula posiblemente sea el conocimiento del pasado, el conocimiento de los vacíos y errores del presente junto a la visualización premonitoria del futuro. Había un grupo de la margen izquierda del Nerbion que decía que solo una casualidad podrá desatar una reacción.¿Cuál será nuestra casualidad?. Igual dar la vuelta a una combinación de circunstancias que si se pueden prever y evitar además de cerciorarnos que no estamos un paso delante del enemigo sino detrás. Aunque tampoco hay que olvidar que ir un paso detrás del enemigo es justo la situación anterior a sobrepasarlo. En resumen: Egurra.