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Artículo de  colaboración para Borroka Garaia da!.  Autor: I. A. Del Amo

Ya estamos hartos de estar en contra, a partir de ahora estaremos a favor; a favor, incluso de estar en contra. Esta paradoja, muy suya, ironizaba Albert Plá en aquel delicioso directo fingido de mítico título: “Veintegenarios en Alburquerque”. Y un poco así estamos hoy en Euskal Herria.

Telesur planea celebrar una suerte de encuentro mundial de ‘indignados’ y ha invitado también a gentes de Euskal Herria. ¿Y quienes serían los representativos? ¿Estamos aquí ‘indignados’? ¿No nos sobran los motivos?

A nivel global parece extenderse un malestar y movilizaciones en contra de los responsables y la gestión de la crisis: una critica a los poderes económicos y políticos y a la democracia representativa, una reivindicación de participación real en las decisiones políticas y económicas, una crítica al funcionamiento de las instituciones, incluso ciertos intentos de autoorganización comunitaria y asamblearia, un reforzamiento y radicalización de los movimientos sociales. En Euskal Herria, donde esa crítica y autoorganización está extendida desde hace años, nos encontramos en este momento, sin embargo, volcados hacia la conquista de la hegemonía en las instituciones. Nuestra paradoja del momento. Justo ahora que estamos a favor…..

Es cierto que podemos interpretar que, tras esa crítica en contra durante años, estamos en una fase más avanzada: la apuesta por la política y la construcción de una alternativa electoral que dispute la hegemonía. Algunos elementos parecen confirmarlo: la crítica del bloque sistémico PP-PSOE-PNV, o la movilización electoral de sectores hasta ahora abstencionistas. Pero no es menos cierto que tal operación tiene importantes riesgos y dificultades.

El primero señalado: justo en una coyuntura de crítica a las instituciones, el movimiento de disputa de la hegemonía política puede contribuir a legitimarlas. La desconfianza mutua y falta de entendimiento entre el movimiento 15M y el bloque de izquierda soberanista resultan elocuentes; atravesados, sin duda, por la cuestión nacional y la referencialidad española del 15M, pero también por esta diferencia de fase.

El segundo, la propia dinámica institucional que, sin los contrapesos adecuados, tiende a imponer su propia agenda, en absoluto transformadora, sino asimiladora. Muchos son los que se han quedado atrapados ahí. Y en este caso se le añade una cuestión táctica: intentar neutralizar la estrategia del miedo del bloque sistémico PP-PSOE-PNV (‘se paralizará el país’) obliga al bloque soberanista a una política de estabilización institucional y cambios suaves, al menos hasta las autonómicas. Y la estrategia del bloque sistémico será, precisamente, la de intentar una asimilación institucional, de tal modo que se produzca una desmovilización y desactivación, luego difícil de recuperar.

El tercero hace referencia, precisamente, a los contrapesos. O más bien, a su debilidad. Debilidad de los movimientos sociales. Tenemos, sí, un sindicalismo escorado hacia posiciones críticas, pero que no acaba de consensuar una agenda movilizadora. Y debilidad organizativa del propio bloque de izquierda soberanista, articulado como coalición de partidos electoral y todavía condicionado por las ilegalizaciones, sin acabar de (re)vertebrarse como movimiento de masas, participativo y asambleario, que fue históricamente su gran fuerza.

Aparecen también algunos apuntes positivos en otras direcciones. El proyecto Auzolan, desde la memoria del Batzarre, intentando vertebrar un proyecto de autoorganización y participación colectiva orientado hacia una transición a modelos de desarrollo decrecentistas. O por parte de la red Independentistak – también con dificultades para vertebrarse como movimiento de masas – el intento, con ocasión del 12 de octubre, de construcción de un discurso ‘indignado’ endógeno, orientado hacia la independencia, así como innovaciones en el formato de movilización, incorporando elementos sound system. Pero el acontecimiento más significativo ocurriría de forma espontánea: la movilización popular en torno al brutal desalojo y derribo de Kukutza.

La cuestión era el modelo de sociedad, dijo prepotente el clasista Azkuna. Efectivamente, los acontecimientos en torno a Kukutza han permitido, en primer lugar, visualizar los antagonismos en torno al modelo de sociedad, de entender la ciudad, la cultura y la participación. Han permitido activar una potente movilización casi espontánea y radicalizar los posicionamientos. Y han articulado también una aproximación entre gentes del 15M y de la izquierda soberanista. Kukutza ha sido, en gran manera, nuestro movimiento ‘indignado’. Marca el camino.

Y esta es la reflexión importante de cara al futuro. Cómo articular la disputa política de la hegemonía, la vertebración de un movimiento político de masas participativo, y la activación social para la transformación. El nuevo reto. Estar a favor de estar en contra

6 thoughts on “A favor, incluso de estar en contra

  1. Sobre los dos ultimos parrafos. Debemos crear una organizacion popular que no sea el motor de nada que sea el tren en si, me explico no debemos movilizar o organizar solo a militantes que los han sido o lo son de organizaciones o movimientos. En lo que hay que trabajar es en todas las capas de la sociedad desde el militante ideologizado e ilegalizado hasta el vecino receptivo al euskera, parado, izquierdista “solitario”. abertzale desorientado o decepcionado, antiguo simpatizante…….
    sta organizacion ha de funcionar si se quiere en varios niveles, pero ha de aglutinar al la gente de la calle, radicalizar ( como se ha hablado en el articulo) su discurso y conseguir llegar a agrupar a mas y mas gente. tiempo habra yt por supuesto esto no impide que exista lo que sea para “apretar filas”, pero me parece que se impone una solucion mas integral al tema de la organizacion polpular.

  2. Completamente de acuerdo contigo. Hace falta una organización popular de caracter independentista y socialista pero con vistas a aglutinar a muchos sectores sociales. Y por supuesto, con vistas a luchar en todos los frentes.

  3. Efectivamente, eso es lo que quería decir en el artículo. Una organización amplia que vaya más allá de la mera coalición electoral, o si se quiere de otra forma, desarrollar la coalición como organización de masas a medio plazo, dando cabida a sectores y personas actualmente no alineados, aunque en su seno convivan tb partidos con perfiles más marcados…

  4. Una nueva ASK o algo parecido podria ser algo importante. Entiendo que la unidad popular es una union de diferentes prismas, pero el prisma historico de la IA el revolucionario tras la disolucion de ekin y la situacion de los jovenes que no la veo muy clara parace que se esta quedando manca. Deberia ser una unidad popular en si misma tambien que agrupe a todo sector revolucionario. Creo que los que deberian dar el paso son los que lo han dado siempre ya que ellos tienen la legitimidad para hacerlo.

    Con el tema del 15M yo creo que existen muchas reticencias que no deberia porque haberlas. Es importante que la gente se active a todos los niveles.visto lo de kukutza ese es el camino.

  5. Estoy contigo. Yo voto por la creación de Comités independentistas y socialistas en todos los pueblos de Euskal Herria, con una organizacion de abajo a arriba y viceversa. Que sean los que se encarguen de promover, crear y estructurar la unidad popular.

  6. Pingback-a: ELA y LAB: De la sala de clase a la lucha de clases « Borroka Garaia da!

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