Los paladines de la buena o mala estrategia

Se oye, se escucha, se lee y se comenta. La estrategia actual de la izquierda abertzale es la buena, es la poción mágica que nos ha sacado de la oscuridad. El estado español, arrodillado no puede impedir el avance del destacamento abertzale de izquierda y tembloroso va cediendo terreno ante las conquistas políticas y sociales que van cayendo a la saca popular una tras otra ante su impotencia manifiesta.

Pero alto ahí, por otro lado se oye , se escucha, se lee y se comenta que la estrategia actual de la izquierda abertzale ha abrazado el reformismo y se está cediendo en todo lo que se podía ceder y más. De antiguos pequeño-burgueses se ha pasado a mediano-burgueses. Las banderas del capitalismo y la democracia española son agitadas con fuerza por la dirección de la izquierda abertzale. El movimiento revolucionario se descompone. De los pisamierdas a las corbatas.

Son historietas muy épicas, pero que aún no han pisado tierra. Ni las unas ni las otras.

Por una parte, se suele comentar innumerables veces que “hemos llegado hasta aquí” como dando a entender que los avances han sido notorios en todos los apartados. Ya es hora de ser un poco realistas. Estamos en Euskal Herria en la misma situación objetiva que hace 30 años, dentro de España y Francia. Y el sistema autonómico pese a haber sido dado  por muerto por la mayoría social vasca éste sigue vigente , vivito y coleando. En iparralde más de lo mismo.

Si, es cierto que se han producido avances en todos los ámbitos pero las imposiciones españolas  y francesas están ahí como un muro de hormigón. Bastante alto aún y duro. Ante esa imposición ni el infantilismo de izquierda
que repite como un loro lemas y hace demagogía de la más barata y que está impulsada principalmente por elementos ajenos a la izquierda abertzale ni discursos victoriosos sin ninguna base real podrán crear avances decisorios. Solo podrán generar fundamentalismo, cuando no sectarismo o dirigismo.

Es lo que ocurre cuando se hacen análisis sin perspectiva histórica o acotandola a unos pocos años. Se hacen menús a la carta. Lo que pasa que se olvida como se han preparado los platos. No caen del cielo.

No existe ninguna estrategia buenísima o malísima per se. E incluso una misma estrategia puede ser o dejar de ser efectiva dependiendo del contexto. También a veces para llevar a cabo una estrategia antes se ha tenido que poner en marcha otra y así sucesivamente. Para hacer la tortilla hay que romper los huevos y para andar en bicicleta hay que recorrer mucho tramo a trompicones y llevarte algún que otro piñazo.

La trayectoria de la izquierda abertzale es integral. Y asusta la facilidad con la que algunos crean compartimentos estancos en ella como si se podría hacer reset del contexto político generado a lo largo de los años. Revisionismo histórico al por mayor.

En las últimas décadas la presión generada por la izquierda abertzale y el movimiento popular han impedido la asimilación de Euskal Herria y han movido al estado en muchas ocasiones. Si bien es cierto que no se ha
conseguido una acumulación y correlación de fuerzas suficiente para dar el paso final, a lo que habría que unir el sabotaje permanente del PNV, lo cual ha ayudado al estado a dar marcha atrás en muchas ocasiones, no se puede
obviar esto y pensar que simplemente mejorando la correlación de fuerzas se pueda terminar el trabajo. Ya que faltará la otra pieza clave; la presión que derribe ese muro de imposición.

Es por ello que en esta nueva etapa histórica, la cultura de resistencia debe seguir vigente. Es parte fundamental del ADN de la izquierda abertzale y eso no significa ponerse a la defensiva sino integrar elementos de lucha muy
necesarios que de ningún modo contradicen la necesidad de materializar el cambio, sino que refuerzan esa apuesta y ayudan a derrumbar ese muro impositivo.

La desobediencia, la lucha de calle o en las cárceles, la defensa de la clase trabajadora frente a los cada vez más agresivos ataques del capital, la organización barrio a barrio  requieren y necesitan de ese ADN popular y de esa cultura. La unidad popular tambien necesita, como así ha sido siempre, enriquecerse de ese fluir continuo de energía transmitida por el socialismo revolucionario, el comunismo y hasta el movimiento autónomo. Existen muchas culturas en el movimiento abertzale de izquierda y no se puede prescindir de ninguna.

El tensionamiento político usado con inteligencia es un arma imperecedera. Cambiarán algunas formas, cambiarán algunos métodos, algunas herramientas valdrán, otras nó, vendrán nuevas.. se podrá adaptar todo lo que se quiera adaptar al nuevo tiempo. Pero la gestión de la rabia popular no abandonará Euskal Herria hasta la independencia y el socialismo y mientras que ese muro siga cercando a Euskal Herria nos seguiremos calzando los pisamierdas. La actitud es algo que no se pierde por muchas historias que se oigan de propios y extraños. Eso sí, cuando son de extraños activese la antena que las ondas traen distorsión cuando no malicia y manipulación.

No existe nada completamente bueno ni malo, las estrategias tampoco son inmunes a ello. Todo contiene su punto de contradicción, su punto de mejora y  de readecuación. Y en Euskal Herria se llevan ya muchas décadas en un mismo camino con sus partes positivas y negativas. Un aprendizaje en constante avance  derivado de una rica praxis.