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Joseba Permach / Sortu

El psicólogo y profesor de análisis del discurso Jonathan Potter nos dice en una de sus obras lo siguiente: “En la práctica la acreditación de categorías pasa por alto la necesidad de preguntar cómo sabe algo una persona y la simple pertenencia a una categoría se considera suficiente para explicar y justificar el conocimiento en un ámbito específico”. O dicho de otro modo y para el caso que nos ocupa, es suficiente que el que salga en la tele o escuchemos en una tertulia nos diga que es economista para pensar que sabe la leche sobre el tema y que como la economía es una ciencia hay que hacerle caso de la A a la Z.

Esta técnica es hoy en día utilizada de forma burda hasta la extenuación. Un buen ejemplo de ello es que el Partido Popular encargó a un “comité de expertos” la elaboración de una serie de propuestas para la posterior elaboración de la recién presentada reforma fiscal. La técnica es sencilla. Se encarga un informe al comité de expertos y estos presentan una serie de medidas totalmente regresivas y que benefician a las clases altas. Pero como son expertos económicos y nos dicen que ello va a tener efectos positivos en la economía, no hay otra posibilidad: reforma fiscal aprobada por el gobierno y consecuentemente menos impuestos para las rentas altas, menos ingresos y por ende, menos gasto social… Y si no, al tiempo.

¿Y a qué viene todo esto? Pues precisamente tiene que ver con un presupuesto bastante generalizado entre los economistas del establishment y en el discurso económico generalizado y que como tal, parece no ser rebatible. Nos referimos a la frase que nos dice lo siguiente: “lo privado funciona mejor que lo público, luego la privatización es buena”.

Pues bien queremos hablar de este tema al hilo de tres temas de rabiosa actualidad: Kutxabank, el TAV y el caso de Epsilon-Hiriko. En los tres se dan aspectos importantes para analizar aquello de que lo privado funciona mejor que lo público.

Empezamos con Kutxabank. Es una entidad financiera cuyo capital al cien por cien estaba en manos de las tres cajas creadas por las instituciones de los tres herrialdes. Una entidad financiera creada por las instituciones por tanto y que no tiene a día de hoy capital privado. Pues bien la ley de fundaciones aprobada por el PP y el PNV en diciembre instaba a la cajas a convertirse en fundaciones bancarias y además establece a estas fundaciones límites en el accionariado del banco. Aprovechando ésto, el presidente de Kutxabank Mario Fernández sale a la palestra en febrero y dice que hay que vender el 70% de las acciones al capital privado.

Vamos con el análisis. Nosotros somos muy críticos con la labor llevada a cabo con las cajas (operaciones urbanísticas en el Levante, una obra social cada vez más direccionada hacia el marketing…) o con Kutxabank (desahucios, IRPH, desinversión industrial, falta de financiación empresarial…), pero por otra parte, es innegable que a diferencia de otros bancos, Kutxabank no necesitó dinero para ser rescatado y acaba de anunciar beneficios. La pregunta es la siguiente: si teniendo todo el accionariado público las cosa han ido bien, ¿por qué hay que privatizar? Si el capital privado entra obviamente es porque desea ganar beneficios, pero si esto es así, ¿por qué no invertimos capital público? ¿Y si en vez de invertir en el Corte Inglés, Cajasur y el banco malo, invertimos en Euskal Herria? Estas preguntas desmontan por no decir trituran aquello de que lo público es peor que lo privado. Un banco público, si hay voluntad por supuesto, podría abandonar sus prácticas antisociales, financiar la actividad de empresas, cooperativas e instituciones y además, obtener beneficios para seguir invirtiendo en la economía real del país. Por ello, privatizar Kutxabank, vender acciones al capital privado, es simple y llanamente, como tirar el dinero por la ventana, eso sí, algunos lo quieren hacer sabiendo que debajo de la ventana están sus amigos.

Y hablando de tirar el dinero, damos pasos al siguiente caso para desmontar aquello de que lo privado funciona mejor, el caso Epsilon-Hiriko. En este caso, la semana que viene termina el plazo que tiene el Gobierno Vasco para pagar y garantizar el mantenimiento de una patente creada con mucho dinero público. No sabemos lo que va ocurrir pero sí sabemos que el Gobierno Vasco concedió ayudas millonarias en I+D+I. Y después de invertido todo ese dinero, nos encontramos a las puertas de que “el eficiente” sector privado se haga con las patentes creadas con dinero público y poder hacer negocio, en este caso, como no, para el sector privado. De forma gráfica, es como si el ayuntamiento compra el chorizo y el pan y luego va el sector privado hace los bocadillos, los vende y dice que el sector privado funciona y el ayuntamiento derrocha comprando pan y chorizo. Y sí, por si hay alguna duda, he utilizado la metáfora del chorizo a propósito.

Y finalmente nos trasladamos al tren de alta velocidad. Este también es un negocio privado redondo. En plena crisis económica, con una bajada de ingresos impresionante, con una disminución del gasto social en todas sus partidas, paralizados los tramos hacia Francia y España, y con un gobierno del PP que ya no tiene dinero para seguir adelante con las obras, los gobierno de Barcina y Urkullu adelantan anualmente centenares de millones de euros para construir un tren que no nos llevará a ninguna parte. Bueno sí, a la ruina económica. Y claro, con este empeño denodado de los entusiastas gobiernos de UPN y el PNV claro que las cementeras y constructoras privadas del país son muy eficientes y dan muchos beneficios. Esto es, una vez más la institución compra el pan y se lo come el chorizo. Bueno la frase no era así exactamente, pero se entiende a la perfección.

Por tanto y para finalizar: es una mentira rotunda y demostrada, no sólo en los mencionados ejemplos sino a lo largo de la historia, que el mercado funcione y que lo privado sea lo más eficaz. La verdad es que la mayoría del sector privado directa o indirectamente se beneficia de lo público para hacer negocio. Esto es, pagamos todas para que se beneficien unos pocos. Con la venta de Kutxabank, con las patentes de Epsilon o con las constructoras. Le llaman modelo PNV pero es más viejo que el propio PNV. Es el liberalismo económico de antes, o el neoliberalismo de ahora. Es la usurpación de lo público por parte de unos pocos que viven bién arriba en detrimento de la mayoría que vivimos abajo. Y esto se tiene que acabar. Esto se va acabar.

2 thoughts on “¿Qué tienen en común Kutxabank, Epsilon-Hiriko y el TAV?

  1. Bai, o de como aprovechan la coyuntura crisis de liquidez+acentuación de conflictividad social, labora, política para meter mano y se se tercia un buen pollazo,( barkatu por el lenguaje).

  2. desde la ignorancia mas absoluta, intentar una alternativa de caja de ahorros popular no seria posible? Salud.

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