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Autor: Borroka garaia da!

Mucho se habla de activación social pero pocas veces se ha teorizado a fondo exactamente qué se entiende por ella. Esto ha dado como resultado la acotación del término a parámetros que realmente no despliegan en su totalidad lo que una verdadera activación social podría dar de sí.

Es común presentar la activación social como una mera suma de cifras, ya sea en movilizaciones o contiendas electorales. Movilizarse se entiende como un reflejo de la activación social, incluso organizarse o adquirir algún tipo de compromiso también. ¿Es eso una verdadera activación social?.

Cuando se entiende por activación social el movilizarse, adquirir compromisos o votar, lo que realmente se está haciendo es colocar la activación social de manera subsidiaria y secundaria a otras cosas. Es decir, la activación social sería un elemento necesario para otras cosas pero no en sí mismo algo autónomo y de valor creando al mismo tiempo una dependencia. Que puede ser una dependencia a una estrategia, a un partido o a cualquier otra cosa. Los ejemplos pueden ser muchos; Plantear la movilización social para ganar unas elecciones, utilizar el movimiento popular con fines partidistas, plantear la necesidad del voto como eje de cambio etc..

Sin embargo, la activación social para que realmente sea tal cosa debe suponer que los sujetos activados sean protagonistas y ejecutores de su propio destino. O sea, romper las cadenas del delegacionismo. O como dicen los modernos, ejercer la empoderación popular.

¿Al fin y al cabo qué es la independencia? ¿No es acaso que el pueblo sea sujeto de su destino?. ¿Y el socialismo? Tres cuartas partes de lo mismo. De cada cual según su capacidad; a cada cual según sus necesidades.

Sin embargo la izquierda en general históricamente muchas veces se ha empeñado en desplegar lucha de masas sin entender en algunas ocasiones que la propia masa es la que tiene que alcanzar el poder y todo lo demás no son más que instrumentos accesorios para que así sea. No un partido, no una organización, no una estructura ni siquiera un movimiento por muy diversificado que sea puede dar repuesta total a esto.

La cultura del delegacionismo no solo crea espectadores, sino también activación social no empoderada que a la larga o a la corta está condenada a fracasar.

Una vez que un movimiento revolucionario hace uso del sistema empieza a recibir sus “beneficios”. Sus políticos aparecen en los medios, se les da voz. Las arcas económicas del movimiento empiezan a crecer. Se alcanzan niveles de influencia y de altavoz que hasta ese momento eran negados.

Incluso se puede llegar a gestionar cotas de poder y hacer algunos cambios aunque nunca pongan en entredicho al propio sistema. El pueblo incluso puede llegar a beneficiarse. En resumen, podemos decir que se consigue cierto “poder”. Lo que hace precisamente el sistema es inyectar ese poder sistémico en el movimiento revolucionario.

La traducción de ello es que se crean castas políticas dentro del movimiento revolucionario, la influencia que aporta el sistema es recogida por los elementos más cercanos a él, principalmente en el ámbito institucional, y las dinámicas que se han levantado con tesón popular quedan fácilmente dependientes de ese poder sistémico previamente inyectado de no tomarse medidas.

Es por ello que un movimiento revolucionario debe deconstruir el poder sistémico recibido. Los elementos más directamente expuestos a ese “poder” deben ser controlados por la estructura popular y en ningún caso tener capacidades especiales de dirección y responsabilidad sino todo lo contrario, ser la correa de transmisión del verdadero poder popular que se fragua en las dinámicas de lucha ,en el movimiento popular y en la confrontación. Especialmente de la realizada fuera del sistema que es de donde procede ese movimiento revolucionario ya que su objetivo es acabar con él y levantar algo nuevo.

La palanca de cambio por tanto es siempre lo ajeno al sistema. Y eso ajeno al sistema que debe tomar forma de poder popular tiene que ser lo alimentado. Revertir el proceso anula y suprime las posibilidades de cambio. Reduciéndolo a las posibilidades de modificar algo de entre lo que hay en vez de cambiar lo que hay por otra cosa.

Por eso la lucha institucional debe ser la espera a una emboscada, una emboscada que se prepara mediante el empoderamiento popular cuyo destino es destruir lo existente. Y es que no es posible un proceso a la independencia a través del poder español ni francés ni uno hacia el socialismo a través del poder capitalista. Tiene que existir un momento de quiebro, de ruptura. Y la preparación para ese momento necesita de una activación social en los baremos de un poder nacional vasco y socialista. El sujeto de ese poder no es otro más que cada una de las personas que conforman el pueblo trabajador vasco. Pensemos pues como cada una de ellas pueden ir desde ya formando parte de ese poder y no ser simplemente meros números de nuevos y artificiales sujetos inventados.

3 thoughts on “Sobre activación social

  1. Si hacen desaparecer EKIN, seamos “militantes” de EKIN desde casa y luego en nuestras vidas diarias. Posibilidades de auto-formación hay muchas.
    Yo desde luego prefiero ir lento pero seguro y no perder el norte. Algo que nunca hay que olvidar es quien es el enemigo, y conociendo quien es, cuando haga algo a favor nuestra, sabremos que es una trampa, o emboscada como dice el articulo. Pan para hoy, hambre para mañana.
    Historicamente el estado español y el frances lo han sido, y nada hace pensar que esto halla cambiado, ¿porque nos legalizan, si ilegalizados nos hacian daño? Pues porque asi nos hacen mas daño, aunque momentaneamente parezca un triunfo. Ademas esta es una estrategia diseñada y ya experimentada en otros paises y epocas. No estamos solos en el mundo.
    Con la Erakunde activa militarmente se hacia una barrera contra el enemigo, que ahora que no existe, va a hacer un avance.
    Pienso que a los vascos nos ha tocado y nos tocará luchar siempre, ya que somos un país pequeño dentro de un mundo siempre hostil. Independientes y no independientes, asi que creo que tenemos que cambiar al chip historico de lucha EFECTIVA (la que convenga en cada momento), y dejarnos de engaños reformistas que nos dejen en manos de las burguesias vascas, francesas y españolas y mundiales.
    Lo que pasa es que ya se nos ha olvidado lo que es pasar penurias y nos hemos aristocratizado sin ser aristocratas. Quizás tengamos que pasarlo MAL de verdad para darnos cuenta de la necesidad de lucha revolucionaria.
    Mientras podemos seguir haciendo el ridiculo (que pensaran otros movimientos revolucionarios al ver esta cagada, después de ser referentes).
    Siempre quedara como cuando se podia vivir en nuestra burbujita pasabamos de todos los males a nivel mundial. Bastante triste. Quizás es algo buscado por el sistema, para que dejemos de creer en el ser humano y caigamos mas profundamente en el sistema genocida.

  2. Bikain BGD, esto ya son palabras mayores;”La palanca de cambio por tanto es siempre lo ajeno al sistema. Y eso ajeno al sistema que debe tomar forma de poder popular tiene que ser lo alimentado.” También hay que ser consciente, no obstante, de qué como reza el dicho popular [somos lo que comemoes], y por lo tanto ser coherente con el alimento del que nos nutrimos.

  3. O.K. Oso ondo¡.
    Me parece que el artículo, como en otros de BG, se acerca mucho a uno de los núcleos tácticos del problema. Estamos “actuando”, “movilizándonos”, “agitando”…con herramientas pensadas y desarrolladas para el siglo XIX. No se si hemos avanzado mucho desde entonces. Además, ahora, con el agravante de una menor capacidad táctica para la toma del poder. Porqué? Porque, en efecto, el movimiento obrero,la lucha de clases, la lucha de masas, el independentismo y los nacionalismos de cualquier color se han enmarañado en la red tejida por la burguesía para sus propios fines. Aunque no lo parezca a primera vista, el comportamiento “revolucionario”, nuestro comportamiento, es el que diseñó la burguesía para acabar con el poder de la nobleza.
    Estamos en su red y nos movemos según sus normas. La lucha obrera y la lucha nacional está anclada en el XIX. Y distraído y liado por la hábil burguesía, que ofrece el señuelo de susmodelos e instituciones.
    Además, el movimiento armado y radical político de las luchas populares de los sesenta, que en un primer momento parecía poder superar la inercia reformista surgida tras la guerra mundial, y que podía encontrar en todos los pueblos ocupados, ha sufrido dos grandes derrotas, en sendas crisis: la de los setenta y la actual.
    Sería interesante analizar, en nuestro caso, el porqué de la estrepitosa desaparición de ETA, coincidiendo con la peor crisis económica, política y social en el Estado, desde 1936. Cuando, supuestamente, las condiciones objetivas eran favorables a su continuidad o a su sustitución por un movimiento político radical.
    Y desde luego es necesario superar todo el doctrinarismo decimonónico, e incluso el de la primera parte del siglo XX y empezar a pensar que el movimiento obrero que conocemos, ha fracasado tal como lo conocemos. Y, que tal vez, la desaparición del capitalismo y la emancipación de los pueblos, no se encuentren utilizando los instrumentos de hace 150 años.

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