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Autor: Borroka garaia da!

Tragaldabas, txirene, ganorabako .. mi amama tenía un amplio surtido de palabrejas para dirigirse a su amado nieto. Pero hay algo que recuerdo muy bien que decía: “Al miedo se le abre la puerta”. Lo cierto es que no entendía muy bien que quería decir con esa frase casi tan misteriosa como algunos de los adjetivos que utilizaba, pero con el tiempo se puede llegar a entender que la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta y que solo hay una manera de enfrentarse al miedo, para lo cual no hay que irse muy lejos porque para enfrentarse al miedo precisamente solo se necesita enfrentarse al miedo. Algo difícil en algunas ocasiones pero en muchas otras el miedo se desvanece porque en realidad no había ninguna razón para ello, simplemente mediante el conocimiento se puede lograr porque como muy bien se dice; el saber es poder.

Recientemente se analizaba aquí y en otros muchos sitios más, todo lo que ha dado de sí el referéndum de autodeterminación celebrado en Escocia. En muchas ocasiones se nombró el factor miedo como una de la razones importantes que ha imposibilitado de momento el acceso a la independencia. Si miramos para nuestro país: ¿Quién ha sido el que ha alimentado el miedo para que todo avance nacional y social se quede trabado?. A bote pronto mucha gente puede pensar que han sido las imposiciones del mismo estado o a través de la represión o la amenaza de su uso por poner unos ejemplos. Discrepo bastante ya que creo de arriba a abajo como decía Victor Serge que La represión es eficaz cuando va en el sentido del desarrollo histórico; es, en fin de cuentas, impotente cuando va contra el sentido del desarrollo histórico. El desarrollo histórico no es otra cosa más que el resultado concreto y dinámico de la lucha de clases y de los pueblos, nada más y nada menos. La conclusión es que no existe ninguna policía ni sistema represivo en el mundo por muy poderoso que sea que pueda parar a una masa popular en alza consciente de su deber histórico y que la clave absoluta reside en el pueblo, no en lo que haga o deje de hacer el sistema represivo y las fuerzas que lo sostienen.

¿Entonces qué ha sido lo que realmente ha alimentado el miedo para que todo avance nacional y social en Euskal Herria pueda quedarse trabado?. Lo voy a decir en dos palabras; Las berzas y Albania. Y el discurso histórico de las berzas y Albania no ha venido originalmente ni de Madrid ni de París. Es una construcción genuina de la burguesía vasca. Muchos piensan que la burguesía puede cambiar de opinión aunque ésto vaya contra sus intereses de clase. Sin embargo, está toda la historia de la humanidad para desmentirlo. Solo la clase obrera es capaz de ello, de ir contra sus intereses. Por eso el mundo está como está. Unos arriba y otros abajo.

Aunar voluntades a favor de la autodeterminación porque sea un derecho cristalinamente democrático no es suficiente. Aunar voluntades a favor de la independencia porque la ikurriña sea más bonita que la piperpoto o Eneko Aritza más apuesto y bravo que El Cid tampoco lo es.

Intentar inventar la rueda cuando ésta ya está inventada puede resultar un trabajo intelectual tan divertido como inoperante. El logro de una ruptura democrática que deje atrás la opresión nacional vendrá dada del quiebro de la oligarquía estatal y de su clase subsidiaria y enlazada que no es otra más que la burguesía vasca. Y para ello es necesario el paso de lo ilusorio a lo real. Que es precisamente lo que hizo el MLNV en los años 60. Ahí está la respuesta. En el pasado, sí.

Es la clase trabajadora vasca y sus intereses objetivos lo irreconciliable al estado de las cosas actual. Es probable que hayamos perdido algunos años no haciendo girar la rueda que la teníamos delante de las narices. Por lo tanto, el paso de esos intereses objetivos a subjetivos es el “click”.

Hay que decir que hoy casi todo corre a favor de ello, si verdaderamente se cree en ello.No es necesario que la clase trabajadora vasca tenga que unirse al proyecto de la izquierda abertzale ni siquiera al movimiento soberanista vasco. Es la izquierda abertzale, el soberanismo vasco junto a la clase trabajadora vasca las que se tienen que unir a un proyecto constituyente nacional que en primera instancia ejecute el derecho de autodeterminación para dar paso a la independencia y que ésta sea favorable a los intereses de clase. Y es que hay una ley que se cumple como la de la gravedad. Todo Estado surge mediante la iniciativa de una clase social dirigente y se abre paso para salvaguardar unos intereses concretos. Sabemos que los intereses de la burguesía vasca corren en el mismo carril que los de los estados. Pongamos el otro carril pues. La transición de movimiento abertzale a movimiento nacional constituyente y el surgimiento de la clase nacional constituyente van de la mano. Y esa es la tarea. Un proyecto de estado independiente que objetivamente es beneficioso para la clase trabajadora. Por tanto, es la clase trabajadora y sus intereses el centro de toda iniciativa y discurso eficaz que pueda alimentar ese carril. Hoy no existe una iniciativa y un discurso centrado ahí como debería ser.

La central de Lemoiz fue parada por la clase trabajadora vasca y pese a lo de las berzas no ocurrió ningún terremoto ni la ruina. La ruina está viniendo por donde todo el mundo sabe. Perder el miedo de un cambio a mejor vendrá de un proyecto fuerte, compartido y basado en la realidad material. Es el parlamento de la calle el que tiene que empezar a hablar y no los publicistas. Una Euskal Herria independiente y socialista no solo es viable sino que es lo mejor para mejorar las condiciones de la clase trabajadora en absolutamente todos los sentidos. ¿ Y si empezamos a creerlo?.

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