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El PNV, de boca de Urkullu, nos ha mostrado su lista de prioridades de cara a las próximas elecciones en la CAV. En primer lugar,salir de la crisis, en segundo, la paz y normalización y finalmente la profundización del autogobierno. Al parecer se ha debido de hacer la picha un lío porque para salir de la crisis ha afirmado que es necesario profundizar en el autogobierno que sería su ultima prioridad. En cualquier caso ha sentenciado rotundamente que la crisis es prioritaria a cualquier tipo de soberanismo. Y debe serlo para ellos porque la soberanía nacional poco tiene que ver con el autogobierno regionalista defendido también por el PP,PSOE y UPN. Aunque el modelo de  autogobierno regionalista está muerto y enterrado hace tiempo, está bien al menos que  hagan constar su posición  para que así nadie se lleve luego sorpresas.

El problema de los jelkides es que en primer lugar no saben lo que es esta crisis o en su defecto lo saben muy bien e intentan tomar a la sociedad vasca por tonta. Una crisis que no tiene absolutamente ninguna salida en parámetros neoliberales, los cuales además son defendidos abiertamente por el propio PNV, y que solo tiene en exclusiva la vía del recorte de derechos sociales y el machaque a la clase trabajadora al ser estructural. Ese es el único camino para mantener al sistema actual. Respiración asistida con fecha de caducidad con un único horizonte de caos. Ya no sorprende que los demócrata-cristianos no echen a los mercaderes del templo. Y eso que lo tienen escrito en su manual de instrucciones.

Y es que para clavar un clavo lo primero que hace falta es un martillo. Si Euskal herria no cuenta con las herramientas soberanas para diseñar y poner en efectivo políticas económicas con total libertad, buscar una salida a la crisis es una quimera. Es imposible. Ya que la sociedad vasca no tiene el martillo cogido  por el mango sino los estados que la someten nacionalmente. Y son ellos precisamente los que deciden (o se someten a otras voluntades, ya se sabe lo del pez grande que se come al chico). Es sentido común de lo más básico, no hace falta haberse leído El Capital ni responder a ningún tipo de ortodoxia revolucionaria. Así que lo único que tenemos son los martillazos que nos van dando en los dedos y cada vez quedan menos sin haber sido golpeados. Hablar de salidas a la crisis contraponiéndolas a soberanía nacional es dejar en manos de autoridades españolas, francesas y mercado capitalista el futuro de nuestro pueblo. No hay más.

Por otra parte, se podría decir que la soberanía económica, que no es más que una faceta intrínseca y básica de la soberanía nacional es la salida a la crisis. Y eso también es un error. Ya que la soberanía nacional, no es más que un instrumento virgen. Una soberanía nacional vasca puede ahondar tanto o más que la soberanía española o francesa en la crisis capitalista. La soberanía económica es el instrumento necesario para aplicar medidas económicas soberanas pero solo el socialismo es el medio por el cual se puede salir de la crisis y levantar una alternativa.

Mientras esa alternativa socialista al sistema no se encauce, todas las medidas que se puedan tomar desde la izquierda, tanto desde las limitaciones actuales como en el futurible estado vasco serían parches al capitalismo de un modelo socialdemócrata ya fracasado. El capitalismo no es amable. Y el estado de bienestar capitalista es un espejismo inexistente que se cae por el propio peso del sistema. Saber discernir entre camino y objetivo resulta aquí importante.

En estos tiempos de algunas reivindicaciones democráticas mínimas, como la soberanía económica de una nación y en estos tiempos de ataques históricos del capitalismo de manos de sus sicarios gubernamentales se  hace necesaria una respuesta como pueblo para enfrentarse a esos ataques y para construir la alternativa rompiendo además el bucle.

EH Bildu tiene un papel importante que jugar en esta partida y no puede perderse en matices electorales en vez de buscar el protagonismo social como convocar en solitario una manifestación nacional en respuesta a las medidas tomadas en Madrid. No al menos si lo que se quiere es empezar a responder como pueblo y no simplemente como partido(s). De la misma manera que el proyecto independentista necesita de la acumulación de fuerzas, el socialista también. Y afortunadamente, tenemos sindicatos, movimiento social y amplias capas de la población dispuestas a trabajar por ello de una manera estratégica y no partidista. Siendo esta forma a su vez, la única viable de tener éxito en los objetivos. Para la próxima estaría bien reflexionar un poco sobre ello aunque el 21 intentaremos llenar Bilbo hasta la bandera. No debería hacer falta volver a recordar aquello de que no puede existir ningún partido u organización por muy fuerte o grande que sea que pueda dar solución a las problemáticas de la clase trabajadora vasca, que solo es ella la que puede hacerlo. De todas maneras, ahí queda escrita de recordatorio.

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