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Manuel González Ayestarán / Rebelión

El último gran éxito del cine español, “Ocho apellidos vascos”, se pretende vender por el establishment mediático nacional como una comedia blanca, una película que solo pretende hacer reír y gustar al público sin ningún tipo de connotación ideológica. Aquel que identifique ciertas intencionalidades persuasivas en el discurso de la cinta, o que se sienta ofendido por alguna razón, solo puede ser un pro-etarra ofuscado y paranoico. Es lógico que el establishment encubra y legitime sus propias herramientas persuasivas y propagandísticas (Telecinco Cinema es una de las entidades productoras de la película). No hace falta recordar el amalgama de multinacionales y entidades bancarias que lo sustenta con el fin de reforzar su hegemonía cultural en la población, necesaria para construir un país que ofrezca mano de obra barata e ilimitadas ventajas fiscales a costa del sufrimiento de su clase trabajadora, a la cual es preferible fomentar su identidad nacional en detrimento de su identidad de clase.

En este marco sociopolítico “Ocho apellidos vascos” ofrece una lectura desde la óptica más casposa del españolismo tradicional acerca del conflicto vasco y las identidades nacionales. Igual que Hollywood representa constantemente desde sus valores chovinistas culturas ajenas, definiéndolas mediante estereotipos labrados en Occidente, de indiscutible corte racista y etnocentrista, en “Ocho apellidos vascos” se representa desde la óptica chovinista española un País Vasco poblado de gente enfadada y cerrada al exterior. Claramente materializado en el personaje de Koldo (padre de la protagonista), que reduce el conflicto nacionalista a un problema cuyo foco reside exclusivamente en el pueblo vasco, una patología regionalista que se opone al “sano” y dicharachero patriotismo español.

“Los vascos mucho independentismo y tal, pero luego les encanta España” dice el personaje interpretado por Carmen Machi al protagonista, llevando a cabo una reducción del complejo tema de la identidad vasca a una cuestión de preferencias turísticas. Lo que, para cualquier españolista víctima de la propaganda mediática del régimen, desmonta todo el argumentario basado en el derecho a la autodeterminación de los pueblos defendido por el pueblo vasco.

La vasca supuestamente abertzale, representante del independentismo, acaba enamorándose del sevillano católico, representante de la unidad de España, al cual acaba persiguiendo vestida de novia por su localidad guipuzcoana en una más que lamentable secuencia reciclada de las más rancias y “blancas” comedias románticas de Hollywood. La histórica relación de opresión existente entre el estado español y el pueblo vasco es representada así mediante una relación de pelea de enamorados en la que el papel de la mujer, construido desde el más puro prisma machista tradicional -ligado a lo irracional, a lo inestable y a lo confuso- representa el lado vasco; y por la otra parte el papel de la cordura viril, enmarcada en el protagonista masculino, queda del lado español. “Soy yo, ¡viva España! y ¡viva la Constitución!” es la forma presuntamente inocente y despolitizada que tiene el protagonista de presentarse ante el personaje interpretado por Carmen Machi para que le reconozca.

“Inocente” chascarrillo

“No le hables de Franco, que se enervan!” es un inocente chascarrillo que pronuncia uno de los amigos del protagonista advirtiéndole acerca del consenso que supone para los vascos el hecho de que Franco sea una figura denostable que puede levantar odios y rencores. De lo cual se deduce por omisión que lo normal sea poder hablar de Franco sin que nadie “se enerve”, es decir, que el franquismo no es algo por lo que nadie tenga que poner el grito en el cielo como lo hacen “ellos”.

Éste tipo de detalles, así como la aparición reiterativa de símbolos como la bandera constitucional con el toro de la marca Osborne en su centro, adornos domésticos con iconografía de la Guardia Civil, referencias al monarca a través de retratos colgados en la pared, o una bufanda de la selección española con la frase “por qué no te callas”, aparecen normalizados a lo largo del film al ser portados por personajes que resultan prestigiados en el discurso, como son los protagonistas. Los ideales independentistas y todo símbolo relacionado con ellos aparecen representados en personajes claramente desprestigiados en el discurso como son Koldo o el grupo de la Izquierda Abertzale con el que se relaciona por casualidad el protagonista.

La represión policial en Euskal Herría queda totalmente justificada en la secuencia ya famosa en la que tiene lugar la manifestación, siendo identificados como responsables de la violencia policial los propios manifestantes, que comienzan el altercado arrojando un cóctel molotov a los antidisturbios. Las torturas y los presos políticos, que durante décadas han asolado al País Vasco, “inocentemente” no están incluidos en el retrato “blanco” que ofrece el film.

Por todo ello “Ocho apellidos vascos”, igual que todo producto cultural, no está ni mucho menos vacío de contenido ideológico ni de género. Tratarlo como un material inocente que sólo busca entretener es fruto de la ingenuidad más acusada o del fascismo más normalizado. Propio de un Estado gobernado mediante un régimen heredero del Franquismo y legitimado por los grandes medios de comunicación de masas, en el que el jefe del Estado es casualmente un personaje educado por el mismo dictador, al cual ha manifestado su admiración en más de una ocasión.

Es cuanto menos destacable el hecho de que en tiempo crisis del sistema económico imperante, cuando están teniendo lugar toda clase de expolios a la clase trabajadora del país, se hagan películas de este tipo en las que se aboga por la legitimidad del régimen del 78 basado en la “indisoluble unidad de España”. El cual recordemos que fue resultado de una Transición marcada por el miedo y la coacción militar, en la que las élites franquistas no hicieron sino reciclarse con total impunidad.

18 thoughts on “La “inocua” defensa de la unidad de España en “Ocho apellidos vascos”

  1. Es lo que hay, una carcundia de vates que hacen cuchufletas con la parte debil de la cadena, con minorias nacionales, inmigrantes y tal. Son los mismos que antes contaban chistes de gays (maricones) o gitanos (gitanos).

  2. Por fin alguna voz discrepante con la película. Sólo veía elogios hacia ella cuando el mensaje que me transmitió fue la de dar una mala imagen de la gente de Euskal Herria como gente siempre violenta y demás tópicos frente a un carácter totalmente amable de los españoles. Para mi una película lamentable y este un gran comentario. Galizatik zuen alde gara, zuen borroka gurea da!

  3. Demasiado rizar el rizo para mi gusto. El humor humor es, y no hay que sacarlo de ahí. Esta película no es un NO-DO, la verdad. A veces hay que saber reirse de los estereotipos, que al fin y al cabo, sólo son eso, estereotipos. Vaya Semanita lo hace a diario, y no se critica tanto. Y gusta mucho también.

    Izpt: Abertzale arrunt bat

    • Discrepo, Barreinmzd. Esta “película” es una burda manipulación, en fraude, de las luchas del socialismo abertzale y del pueblo andaluz. Archisubvencionada porque le viene muy bien al capital vasco-español y su estado, deviene “casualmente” en éxito de público, tan casual tan casual como su promoción descarada en todos los media del régimen para cubrir con esa narrativa el vacío que los desmantelamientos y negaciones de estos años han dejado en la conciencia política de las masas a lo largo del estado. En la pelicula, quien nos explica la situación no es un político, ni un sociólogo, ni un periodista ni un ministro del interior, sino un paciente joven maromo sevillano que aspira a echarse novia vasca a pesar de ser ella correosa y borde, finalmente otro refrito de la fierecilla domada que engancha desde el principio. Pero esa tramposa caricatura grotesca, por lo que cuela, como vemos, no es nada inocente.

      En el guión, en lo que atañe al movimiento vasco – pero tampoco en lo que atañe a la cotidianeidad histórica del pueblo andaluz – no se habla de la cuestión de la igualdad y las libertades sociales, (obreras, fundamentalmente; figura social que no existe en el bodrio ideado por el plumilla, sin duda, “sociata” de misa de El Pais diaria, que lo perpetra) sino que solo se habla única y exclusivamente sobre cuestiones de “identidad”, terreno mucho más confortable para manipular plásticamente otras manipulaciones anteriores, generando nuevos productos que culminan en un bodrio político-social indiscutible.

      ¿Por qué no se habla de lo social, de las aspiraciones de igualdad y libertades sociales de las masas populares vascas y andaluzas sin capitalismo ni imperialismo? Porque entonces nadie se reiría, sin ir más lejos porque con dos millones y medio de niños sufriendo desnutrición, y todos esos partidos políticos responsables teniendo la desvergüenza de pedirnos el voto “democrático”, no da para reir y, mucho menos peor aún, hacer chiste precisamente contra la gente que más ha puesto su propia piel para impedir este desenlace, que sigue endureciéndose, y que finalmente se impuso, bajo la omnipresente y tiránica sarta de risitas en conserva de los “humoristas” tipo vayasemanita et al.

      No se habla de igualdad y libertades sociales, no, en esa, por llamarla de alguna manera, “película”, y así se disocia el contenido y la imagen del movimiento proletario vasco, donde lo nacional, pre-reducido, jibarizado, más bien, a cuestiones de identidad, explica a las masas con “humor”, vía este intermediario “humorístico”, el intringulis de este movimiento, que, según el guionista, fuera de subnormales, sin otro contenido social que absurdas manifestaciones realizadas por voluntarios descerebrados. Esta es, objetivamente, una narrativa peor que facha, nazi-neroniana. Y es que no vale la excusa de que el humor es arte, y no hay que someterlo a critica política: el arpa de Nerón no hacia gracia a sus damnificados.

      Y hablando de Roma, ridiculizar viene de ridi, redire, reir, y reírse de los esterotipados, que aquí coinciden con los oprimidos, marginados y explotados, no es inocente, barreinmzd, es tomar partido. Finalmente, humor represivo, y represión mediante el humor. Eso es mucho más fácil y mucho menos peligroso que reírse del poder real, sino no hay que más que acordarse de la revista semanal de humor El Papus, que eso si que fue “rizar el rizo” y atentar contra el humor, contra ese humor que si convenía al pueblo, que ciertamente no es este otro “humor” tan cínico y perverso.

      ¿No es el guionista de ocho apellidos vascos (será ocho apellidos euskerikos ¿no?) el mismo que el de vaya semanita? Si, tienes razón, el PPSOE esta vez consigue rizar el rizo de verdad, no solamente reprimir y oprimir sino encima reirse de los explotados y oprimidos, pero además haciéndoles pagar por ello.

      En suma, no es una película apolítica, es un desafío capitalista vasco-español, en el frente cultural, de interpretación para las masas, por lo bajini, en plan “chachi”, de la historia de los últimos 35 años. Una burda manipulación, en fraude, de las luchas polítics de la resistencias popular vasca y andaluza de los últimos 37 años.

  4. De acuerdo con Barreinmzdekin.

    Si sirve para que muchísimos españoles vengan a Zumaia , Leitza y a donde sea , traten con nosotros , nosotros con ellos y nos conozcamos mutuamente mejor y de una manera directa , bienvenida sea la película.

  5. He visto la pelicula y me ha parecido una mierda .Me parece vaya semanita pero en version peliculera…Ademas dice mucho del criticismo de la ´¨gente¨…En mi epoca habia un burgales ataviado de casero llamado Txomin del Regato que era el prototipo de aldeano que apenas sabia hablar castellano y contaba txistes y os puedo asegurar que hacia furor entre las hordas Hispanas,tanto o más que este bodrio de pelicula..luego de original… nada este formato alienador de culturas ya estaba patentado y puesto en funcionamiento hace mucho tiempo,antes de este neofranquismo.

  6. Lo que mas me confunde de todo esto, es que los guionistas son los mismos que estuvieron en Vaya Semanita en sus cominezos…asi que igual no da para tanto…pero como decia la protagonista: Porque no te ries de tu puta madre?

  7. … ahora resulta que le peli es una conspiración españolista sufragada por FAES y el ABC….

  8. Pues yo ni he visto la película ni me motiva demasiado verla, pero eso sí Agurrak, como vayas con ese discurso a todo el mundo que conozco que la ha visto…….salen todos y todas corriendo.

  9. No se trata de que sea ninguna conspiración ni gran artefacto de propaganda, es que es un ejemplo de cultura de masas basura que refleja el ambiente cultural e ideológico en que se mueve esta gente, de un españolismo patológico: los vascos, muy simpaticos, cuando se dejan de estos fanatismos como querer decidir su destino libremente.

    Ya me vienen arcadas de pensar que la segunda parte nos van a soltar la sarta de tópicos españolazos sobre los catalanes.

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