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Autor: Borroka garaia da!

A principios de 1981 ETA (pm) se encontraba en tregua. A pesar de ello, durante ese año fueron detenidas más de un centenar de personas supuestamente relacionadas con esa organización. En ese contexto se realizó una asamblea que llevaría a la división de ETA (pm) entre ETA (pm) VII y ETA (pm) VIII. Sería el PNV el que informaría públicamente que ETA (pm) (en realidad se referían a la VIII) había decidido romper la tregua. El PNV tenía ya contactos e información privilegiada por parte de militantes de la VII.

A pocos días de la filtración del PNV, ETA (pm) comunica que la organización se ha dividido. El sector mayoritario de la asamblea se denominaría ETA (pm) VIII (también conocidos como “los octavos”, partidarios de la ruptura de la tregua) y el minoritario ETA (pm) VII. Al año siguiente se re-constituiría Euskadiko Ezkerra. Desde hacía tiempo posteriormente se supo que ciertos militantes de ETA (pm) VII a parte de tener contacto con el PNV también llevaban negociando de espaldas a la organización con el estado español. Sus nombres eran Juan María Bandrés y Mario Onaindia, que llegarían a ser también dirigentes de Euskadiko Ezkerra. Para 1982, ETA (pm) VII es liquidada y muchos presos adscritos a ella y algunos de otras ramas se acogen al proceso de reinserción del estado.

La represión en ese momento se intensificó contra ETA (pm) VIII y los presos adscritos a ella se declaran en huelga de hambre en protesta de la actitud de Euskadiko Ezkerra. Semanas después el PSOE lograría la presidencia del gobierno español lo cual abriría un período de expectación y reflexión en la organización. En los siguientes meses se escenificarían dos sectores diferenciados en ETA (pm) VIII. El que buscada una convergencia con ETA (m) (los llamados milikis) y el “oficial”. La fusión en ETA (m) se produjo y posteriormente el otro sector, que era lo que quedaba de ETA (pm) VIII tras sufrir embates represivos, divergencias y periodos de inactividad desapareció sin declaración formal de disolución. En palabras de Joseba Azkarraga era un “grupúsculo” sin capacidad operativa y sin apoyo “político-social”. Y es que Joseba Azkarraga (entonces senador del PNV), junto al secretario de justicia del gobierno vascongado, Juan Porres, fue el encargado de liderar el proceso de reinserción del estado para los Octavos. Para lo cual se debería de realizar de manera individualizada y mediante un texto en el que debería de poner que afirmaban que habían sido informados de las medidas arbitradas para lograr la reinserción de los presos vascos que decidieran desvincularse de las organizaciones armadas.A continuación, los presos solicitaban su inclusión en el proceso, debido a su “actual postura de rechazo hacia la práctica de la violencia como medio de actuación política”, y “conscientes de la importancia que esta operación puede entrañar en el proceso de normalización de Euskadi”.

En diciembre de 1983 Barrionuevo y Azkarraga habían ultimado ya el proyecto de reinserción de los presos. De abril de 1984 a septiembre de 1986 se aplicaría esa vía de reinserción, de la cual en algunos aspectos llegaría a conocerse como “vía Azkarraga”.

Para los presos y presas políticas que no habían optado por la reinserción les esperaría el siguiente paso diseñado para forzarles a ello. Algo que llegó a conocerse como dispersión carcelaria y que al igual que el proceso de reinserción fue impulsado entre PSOE y PNV.

Ramon Jauregui (junto a Mario Onaindia) en un libro titulado “El país que yo quiero: memoria y ambición de Euskadi” Planeta, 1994, cuentan que la dispersión fue una propuesta del PNV: “Joseba Azcárraga me ofrece algunas ideas sobre la política carcelaria con los presos. A mi juicio interesante la idea de separar a los presos de ETA militar más proclives a la reinserción…Una nueva política carcelaria buscaría separar a estos presos, a los más blandos, para que en un ambiente de mayor libertad puedan dar los pasos necesarios para la reinserción. Para los otros mantendríamos el régimen todo lo duro que permita el reglamento” (p. 195).

En una portada del diario Egin de aquella época titulada “Razones de Estado han motivado la dispersión de los presos vascos” se aduce que han sido advertidos de que con ello se pretende su desgaste y aislamiento, para posteriormente ser integrados con los presos sociales.

Tanto ayer como hoy la dispersión sigue cumpliendo un mismo objetivo político para los estados y no es otro que el llegar a quitar el término político al de preso o presa. Lo cual tiene una incidencia directa en el conflicto político, que precisamente al mismo tiempo niegan, intentando normalizar la situación de injusticia nacional y social en Euskal Herria encadenándola a una legalidad concreta más allá de que existan o no existan organizaciones armadas frente a las suyas propias. En ese sentido tanto el estado español como el francés caminan juntos estratégicamente y a largo plazo conscientes de los espacios que puedan tener para mover fichas que les acerquen a sus objetivos. De la misma manera que el PNV y entornos cercanos hacen lo propio en lo que les corresponde por encima de toda apariencia.

No hay ninguna clase de venganza en todo esto, sino unas motivaciones políticas de décadas de recorrido, intereses de estado, y del capitalismo “local”.

9 thoughts on “Así se diseñó la dispersión

  1. Pingback-a: ASÍ SE DISEÑÓ LA DISPERSIÓN DE LOS REHENES DEL RÉGIMEN ESPAÑOL – EL SUDAMERICANO

  2. Así se empieza a entender la presencia de Talegón en Bilbao el sábado y que leyera parte del manifiesto final.
    No me parece que se acerque gente que antes nunca se había preocupado por el tema de los presos, pero es una cosa y darle el protagonismo de leer el manifiesto final me parece un exceso.
    Referente a Azkarraga, mantengo lo mismo que anteriormente. Seguro que está trabajando por los presos y tiene contactos suficientes (ya se ve en el artículo) Y eso puede aportar.
    Pero a la hora de hacer recapacitación del pasado cada vez está más diáfano que hay mucha gente que tiene que hacer autocrítica del suyo.

  3. La dispersión ha sido, desde siempre, una de las armas estratégicas preferidas del Estado español. Se dispersó a los musulmanes y judíos nacidos en la península. Se dispersó a la población campesina cuando el capitalismo industrial, de la férrea mano de la burguesía dirigente, así lo dispuso. Desarraigar a la gente, dispersarla, siguiendo el viejo lema de “divide y vencerás”, ha sido pues la perversa estrategia de la vieja oligarquía nacionalista española, que no admite más nacionalismo que el suyo propio.

  4. un par de comentarios minimos, sin mas…

    La escision de los “milikis” no se fusiono con ETA (m), sino que tuvieron que hacer una autocritica para poder ingresar en los “milis”, y —no estoy seguro– fueron evaluados individualmente para poder entrar en esa organizacion. Figuras como Arnaldo Otegi, o Thierry ingresaran asi a los milis, que como puede intuirse no tuvo nada de fusion entre dos organizaciones, sino de asimilacion controlada de una sobre la otra, junto con la propia disolucion de esta..

    Los octavos sufrieron una escision final (hacia mediados de los ochenta, 85 o 86), quedando uno de los grupos ajenos a cualquier tipo de compromiso o intento de reinsercion como la que se comenta en el articulo. Pero tambien anulado por una incapacidad tecnica y operativa casi total, debido a su exiguidad militante, recursos, etc.

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    • Bueno, los milikis se fusionaron con ETA (m), no es que nadie les obligara. Otra cosa sería bajo que términos lo hicieron. Para lo cual sí tuvieron que hacer “autocrítica” y “reconocer” su “error” previamente a su integración, fusión ,absorción… o como se le quiera llamar, que en cualquier caso fue pedida.

      En cuanto a los Octavos precisamente a los que te refieres son los que en el texto de arriba Azkarraga hablaba sobre ellos como “grupúsculo”. Básicamente ETA(pm) (VIII Asamblea) se dividió en tres partes: los partidarios de re-engancharse a la reinserción, los milikis y los que desaparecieron sin declaración formal de disolución.

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