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Autor: Borroka garaia da!

El conflicto político que enfrenta a los estados español y francés con Euskal Herria tiene hondas raíces históricas. Y desde esas mismas raíces miles y miles de vascos y vascas han tenido que abandonar este país desplazadas por conquistas, guerras, penurias económicas o represión.

El último siglo no ha sido diferente. Generación tras generación muchas personas y por diferentes motivos se han visto abocadas a tomar el camino del exilio para intentar evitar la persecución, la tortura y la cárcel de unos estados no democráticos. Un camino costoso que genera también situaciones muy difíciles y en algunos casos extremas.

Una realidad algo oculta que posiblemente y al contrario que ocurre con la situación de los presos y presas políticas vascas, amplias capas de la sociedad vasca desconocen aún. Por lo que será necesario un trabajo de concienciación creciente en ese sentido.

En la Euskal Herria del 2014, las razones por las que numerosas personas se han visto obligadas a huir de las garras de la barbarie represiva permanecen. Hoy mismo, cualquier vasco podría verse en la tesitura de tener que huir y ser uno más de los vascos que por todo el mundo no se dejan atrapar.

Y esto es así porque el conflicto político antes mencionado igualmente permanece junto a todos los mecanismos coercitivos de los estados. No existe actualmente ninguna garantía de no ser torturado, detenido y encarcelado por motivos políticos.

Como llegar al punto donde exista esa garantía va a necesitar una victoria frente a la imposición y llegar a un nuevo tiempo donde los derechos de Euskal Herria y de todos los que la componen se hagan valer. Y es ahí donde la sociedad vasca cumple un papel fundamental pues solo a través de su iniciativa se podrán destruir los muros levantados contra ella. Muros resguardados por la violencia de estado.

Hoy desgraciadamente no existe ningún proceso de solución al conflicto político y la paz no es algo a asentar sino a descubrir, ya que no ha llegado. Pues el que trajo la guerra a este pueblo sigue dominándolo mediante la violencia y la imposición.

Es inconcebible una etapa democrática en Euskal Herria donde la palabra de la sociedad vasca sea papel mojado y siga habiendo exiliados y presos. Hacer valer esa palabra y traer a los presos y exiliados a casa es por tanto la solución y eso pasa por acabar con la imposición. Tarea nada fácil pero que entre otras cosas tiene que contar con una solidaridad activa y apoyo a los represaliados cada  vez más fuerte que se traduzca en una presión constante hasta arrebatar las llaves de las prisiones y desbloquear el camino de alambradas de espino de vuelta del exilio hacia una Euskal Herria libre.

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