Vuelve el terrorismo a Donostia

Autor: Borroka garaia da!

Mientras que esos que dicen como recientemente lo hacía un burócrata jeltzale que es un discurso muy peligroso mencionar la distancia entre ricos y pobres, y mientras la burguesía vasca en general exigía la deslegitimización de la quema de unos putos autobuses urbanos, y no pararán de exigir hasta que los oprimidos sean policías de los demás oprimidos, y sino me llevo el scatergorix y te ilegalizo, ya tenían preparado de antemano el atentado que iban a cometer esta mañana.

Ciertamente no ha sido con explosivos, ni con caseros cócteles incendiarios. Cuando la burguesía posee un ejército de policías nunca desarmados y toda una legalidad impuesta detrás, no les hace falta fundirse con la noche al abrigo de la subversión para llevar adelante una violencia de la que jamás prescindirán, pues la burguesía sabe que si prescinde de ella sería como prescindir de sus privilegios de clase. Y la clase trabajadora y la juventud es la única a la que se le puede suponer tonta en este país de suelo ético, proceso de paz e hipócritas, algunos subvencionados.

Las grúas en el barrio de Gros se están tragando Kortxoenea, una vez más lo que el capital no controla y por tanto no puede sacar beneficio de él cual sanguijuela,  lo destruye y se apropia de él. Llueve sobre mojado. Si no se ocuparían Gaztetxes no habría desalojos de Gaztetxes y la policía no tendría que intervenir y la paz estaría asegurada es el mensaje que se extrapola del mediocre discurso interclasista que intenta corroer las entrañas de la sociedad vasca para domarla. Es la paz burguesa sin justicia llamada opresión aceptada. Y es de toda justicia que la juventud se auto-organice de manera ajena a un sistema de ladrones que solo busca destrozarle para lucrarse.

No es solo de justicia que en todos los pueblos y barrios de Euskal Herria haya gaztetxes sino que absolutamente todos los terrenos y edificios existente en este país, fábricas incluidas, pertenecen a los que los construyeron, a toda la juventud y a toda la clase trabajadora vasca y han sido previamente robados mediante un proceso de violencia por una clase que hoy ha destrozado uno recuperado. Por una clase parásita que no se conforma solo con ello sino que le importa una mierda empujar hasta el suicidio mediante desahucios y sacar hasta la última gota de la vida de cualquiera que pueda ser explotado, que es cualquiera.

Esta clase asesina que se lucró con el genocidio generacional que produjo la heroína en Euskal Herria, que sin reivindicar ha matado a miles de trabajadores vascos y lo ha llamado accidente laboral, que nos ha llenado las calles de represión y por si no fuera suficiente con la policía nacional española y la guardia civil, de más policías. Esta clase que dice que lo hace todo “por el bien de Euskadi y su progreso” no es solo la mayor culpable de la desigualdad existente sino de que este país ni siquiera sea un país libre y soberano por mucho que se abracen algunos a la ikurriña y otros al piperpoto. Tanto unos como otros, falsarios. Hay que ser despreciable para hacerse llamar abertzale y cargarse los únicos espacios soberanos y libres del estado que tiene este país.

No, no vuelve el terrorismo a Donostia. Nunca se ha ido. Pues tener a una sociedad coaccionada por capital, leyes y policías no tiene otro nombre.