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1. Para el observador externo, es conveniente  comenzar aclarando que, como consecuencia del  posicionamiento de ciertos medios de  comunicación, el País Vasco se está convirtiendo,  de hecho, en una sociedad netamente atlantista.  Esto puede resultar sorprendente en un territorio que se posicionó de forma tan  abrumadora en contra de la entrada en la OTAN  con ocasión del referéndum de 1986.

2. Lo cierto es que, treinta años después, no sólo  los sectores que entonces apoyaron el SI y sus  herederos sino también los que apoyaron el NO  se están convirtiendo de hecho en fervientes  seguidores de las estrategias atlantistas y  sumisos transmisores de noticias e informaciones  aportadas por las agencias y medios  norteamericanos.

3. Esto es, a la vez, comprensible y sorprendente.  Por un lado, es coherente con la evolución de la  propia Europa donde, a raíz de la caída del  gaullismo en Francia, las posiciones ni siquiera  moderadamente reticentes frente al atlantismo  fueron barridas y apartadas de casi todos los  gobiernos europeos.

4. Como contraste, es ciertamente sorprendente  que el País Vasco se vuelva atlantista  precisamente cuando el atlantismo ha perdido  hasta los últimos reductos de legitimidad.

5. En efecto, el atlantismo -la OTAN- que siempre  ha supuesto un instrumento de sometimiento de  Europa frente a Estados Unidos, basaba su  legitimidad social en un único concepto: la  defensa de los sistemas democráticos frente a la  amenaza soviética.

6. La cuestión clave es por qué la OTAN no  desaparece una vez que el régimen soviético se  derrumba. Y la razón de ello es perfectamente
conocida. A partir de los años 90, la OTAN se  convierte exclusivamente en un instrumento  para el mantenimiento de la hegemonía del  poder financiero central, en un instrumento de  Washington para destruir primero los estados  musulmanes independientes, desestabilizar el Norte de África y Oriente Medio, mantener  sometida a Europa y neutralizar y someter a  Rusia y China.

Una estrategia perversa y basada en una serie  continuada de crímenes contra la humanidad,  que sólo son posibles en base a una combinación
entre el sometimiento de los gobiernos  occidentales y el control prácticamente absoluto  de los medios de comunicación de Europa y
Estados Unidos.

7. Los últimos estertores de la autonomía europea  frente a Estados Unidos fueron, probablemente,  la oposición de Francia y Alemania a la invasión de Irak en 2003 y, con posterioridad, las  abstenciones de Alemania ante los ataques a  Libia y Siria.

8. Pocas dudas hay de que Euskadi se está dejando  arrastrar por este contexto de hecho. Un  contexto carente de justificación ética o  ideológica y exclusivamente basado en la fuerza  militar, política y mediática de Wall Street. Y este  dejarse arrastrar afecta tanto a aquellas fuerzas  sociales minoritarias que mantenían una clara  vocación pro-atlantista durante la guerra fría  como al conjunto de fuerzas y movimientos  sociales que en aquella época -hasta hace muy  poco- se manifestaban como claramente contrarios a los objetivos y estrategias de la  OTAN.

9. El bombardeo mediático de la última década ha sido -está siendo- abrumador. Los medios  externos y los internos transmiten sin apenas
matices los mensajes recibidos de las agencias  norteamericanas, siempre pro-atlánticos y  siempre denigratorios de todos los países con  estrategias independientes, ya sean europeos,  musulmanes o del bloque de los BRICS.

10. Como consecuencia, el País Vasco está perdiendo  el norte. Está perdiendo capacidad de contraste y  está perdiendo capacidad de situarse ante lo que  realmente está sucediendo en el mundo.

11. El lavado de cerebro continuado que están  sufriendo nuestros agentes sociales, económicos  y políticos nos imposibilita cada vez más para  conocer, comprender y posicionarnos frente a las  bárbaras estrategias del poder financiero  atlantista, incluyendo la creación, financiación e  impulso de los movimientos terroristas  musulmanes, la premeditada destrucción de Irak, Libia o Siria, la financiación, diseño y puesta en marcha del golpe de estado en Ucrania, los  intentos de someter a Rusia, China, Brasil o Argentina, etc.

12. Una sociedad tradicionalmente sensible ante los  conflictos internacionales como era la vasca está  perdiendo su capacidad de empatía y  movilización cuando más falta hace, cuando más  evidente es la injusticia y  devastación de las  estrategias atlantistas y cuando más urgente es  la movilización de toda Europa para evitar el  desastre.

13. No es que el País Vasco se haya dormido por sí  solo. El País Vasco está siendo “anestesiado” por  una continuada campaña mediática basada en el control de los medios de comunicación y de  puestos clave en los mismos por parte de  elementos “atlantistas”. Como desarrollaremos  en otro momento, sólo la denuncia y superación  de lo que está sucediendo en ciertos medios de  comunicación autodenominados “progresistas” puede permitirnos superar esta dramática  situación.

EUSKADI ATLANTISTA II

1. La permanente manipulación atlantista de nuestros  medios de comunicación llega a extremos ridículos.  Extremos que son percibidos por cualquiera que tenga  posibilidades de un mínimo contraste sobre lo que en  realidad está sucediendo en el mundo.

2. Algunos de los medios de comunicación vascos llegan  a defender su descarada estrategia de engaño y  manipulación de la opinión pública como una muestra  de “realismo”. Las posiciones de denuncia de las  delirantes estrategias hegemónicas de Wall Street  serían posiciones “radicalizadas”, fuera de contexto.

3. La realidad es exactamente la contraria. Las  estrategias de fomento del terrorismo islámico, de  destrucción de los países musulmanes y de  sometimiento de Europa, Rusia y China están  quedando cada vez más claramente en evidencia para  cualquiera con una mínima capacidad de contraste y  de análisis objetivo. No sólo en los países emergentes,  en Latinoamérica o en los países musulmanes.  También en la propia Europa.

4. Esta posición anti-atlantista, todavía latente en los  gobiernos, es cada vez más clara en movimientos  sociales, sindicatos, organizaciones empresariales y,  progresivamente, incluso en medios de comunicación.

(Citemos como ejemplo el programa humorístico “Die  Anstalt” de la televisión alemana ZDF, donde  repetidamente se denuncian y se parodian las estrategias atlantistas). A la vez, se empiezan a  denunciar las oscuras razones existentes detrás de los  posicionamientos atlantistas de ciertos periodistas y  medios de comunicación (sobornos, incentivos  económicos, infiltración, …).

5. Nuestros “medios”, vergonzosamente alineados con  Wall Street, nos dirían que esto son posiciones  “ultraizquierdistas”, fuera de la realidad, etc. ¿De  veras? ZDF es una televisión pública, participada por el  gobierno alemán y los länder. Y Alemania … Bueno,  Alemania es la nación de Merkel, la patria de la  austeridad, el ogro de los supuestos “izquierdistas” de  nuestro entorno …

6. Digámoslo claramente. Los medios de comunicación  vascos están haciendo el ridículo más espantoso con  este tema. Todos ellos se autodenominan  “progresistas” “de izquierdas”, etc. Y, en realidad, en
las cuestiones que ahora son fundamentales para la  humanidad, se están retratando como meros  altavoces reaccionarios de la oligarquía financiera.

7. Las disparatadas estrategias geopolíticas de Wall  Street durante las últimas décadas están quedando en  evidencia también en Europa, fundamentalmente en  los países centrales. Dentro de este rápido
movimiento, los medios de los países más  comprometidos con la industria avanzada y con la  economía real están rearmando a su opinión pública y  a sus líderes políticos mediante una progresiva  difusión de la terrible verdad que late detrás de todo  lo que ha sucedido en el mundo durante las últimas  décadas.

8. Son sólo los países europeos directamente  controlados por Wall Street los que permanecen  obsesionados en mantener engañada a su opinión pública y en colaborar en la difusión permanente de  sucesivas mentiras y engaños contra Rusia, China y contra cualquier país independiente de la oligarquía  financiera central.

9. Los medios de comunicación vascos deben tener  mucho, mucho cuidado. De continuar con el  posicionamiento actual se arriesgan a que, en muy  poco tiempo, sean ellos mismos los que queden  rápidamente catalogados en posiciones radicalizadas a  favor de la oligarquía financiera occidental y pública y  masivamente denunciados por ello. Apoyar  sistemáticamente estrategias hegemónicas criminales  -por mucho poder que tenga Wall Street- también  puede tener un precio.

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