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Artículo de  colaboración para Borroka Garaia da!.  Autor: Boltxe kolektiboa / Petri Rekabarren

En el pasado Lenin Eguna Boltxe Kolektiboa presentó el texto “Lenin, Txabi, Argala. Sobre la actualidad del V biltzar”, el cual tuvo una excelente acogida. Pero se trataba de un primer paso.

Ya comentamos que dicho debate tendría su continuidad en el de profundizar en el debate de las características que un movimiento revolucionario debe de tener para poder cumplir sus objetivos, en el caso de Euskal Herria, la obtención de la Independencia y el socialismo en un Estado nuevo.

El texto que presentamos para la jornada que se ha organizado el 6 de abril a las 10 de la mañana en Zirika (antiguo Gatazka) en la calle Ronda de Bilbo, con el título “Reflexiones sobre la militancia abertzale que necesitamos” pretende ser un paso más en ese debate comenzado en Otxarkoaga.

Invitaros a todas y todos a que acudais el próximo día 6 a Bilbo y que debatamos entre todos y todas  el texto propuesto.

Reflexiones sobre la militancia abertzale que necesitamos

Petri Rekabarren

antolakuntza-eta-borroka1. Una de las problemáticas más analizadas a lo largo del V Biltzar fue la de qué características debía tener la militancia revolucionaria vasca para vivificar y dirigir la lucha de liberación nacional de clase que entonces empezaba a tomar cuerpo definitivamente. El V Biltzar era también decididamente marxista en este sentido, como en el resto de cuestiones. Ya desde los primeros escritos de Marx y Engels se van exponiendo una serie de principios filosóficos, políticos y éticos sobre qué es la praxis revolucionaria, principios que irán enriqueciéndose a lo largo de su vida y que han sido mejorados y ampliados por las sucesivas aportaciones teóricas de otras y otros revolucionarios. La lucha permanente contra toda opresión e injusticia; el rechazo de toda sumisión a la autoridad, aunque fuera la del propio partido u organización política, y la oposición a cualquier burocracia; la necesidad de la sistemática formación intelectual crítica; la necesidad de la disciplina colectiva basada en el previo debate democrático y en la confianza mutua; el cumplimiento de determinadas medidas de seguridad y autocontrol; luchar y pensar dentro del pueblo, con él, conociendo su cultura y sentimientos. Estos y otros principios forman la base irrenunciable de la definición de militancia revolucionaria que se enfrente a la explotación en cualquier parte del capitalismo mundial.

2. Pero estos principios han de ser concretados en cada época, en cada nación oprimida y en cada marco de luchas de clases. Expresados en forma abstracta, apenas aportan indicaciones generales que justo delimitan las fronteras irrenunciables que separan la dignidad humana de la indignidad burguesa. Concretarlos en la historia presente de las masas explotadas vascas, de Euskal Herria, exige realizar una rigurosa tarea crítica orientada a resolver, al menos, tres cuestiones previas sin las cuales no se puede decir nada sobre qué militancia concreta se necesita. Una, por un lado, elucidar las tendencias objetivas que rugen en el interior de las contradicciones del sistema capitalista mundial, europeo y vasco; y, por otro lado, conectar los objetivos históricos de la independencia, socialismo, euskaldunización y antipatriarcalismo dentro de tales tendencias fuertes. Dos, por un lado, elucidar cómo esas tendencias a largo y medio plazo se plasman en los altibajos de las luchas revolucionarias y reaccionarias, en la contrainsurgencia de la burguesía mundial y franco-española, para elaborar la estrategia a largo y medio plazo de liberación nacional de clases. Y tres, por un lado, bajando a lo más coyuntural e inmediato, elucidar las tácticas presentes y próximas que aplica y aplicará el poder opresor de manera que, por otro lado, se elaboren las tácticas adecuadas.

3. Sin tener suficientemente esclarecidas estas cuestiones es suicida elaborar un modelo de militancia revolucionaria. Lo es porque, en primer lugar, la militancia no se puede definir al margen de la forma organizativa en y mediante la cual va a realizar su praxis, su lucha, su crítica y autocrítica. Y, en segundo lugar, porque la forma organizativa sólo se puede definir una vez que se hayan resuelto los puntos elementales expuestos en el punto 2. La organización, el partido, o como queramos decirlo ahora mismo y sin mayores precisiones, es el medio, el instrumento que debe practicar las tácticas insertas en la estrategia orientada hacia el logro de los objetivos históricos. La organización es y será revolucionaria si aplica una táctica inserta en una estrategia revolucionaria, la única que puede conquistar objetivos revolucionarios. La militancia revolucionaria sólo puede serlo si previamente es captada por un partido, organización, movimiento popular, sindicato, etc., que al ser revolucionario, forme, eduque, proteja y aporte a la militancia y, a la vez, sea enriquecido por las aportaciones inestimables de la militancia.

4. Uno de los méritos del V Biltzar fue el de elaborar un tipo de militancia abertzale adecuado a las tendencias fuertes que emanan de las contradicciones estructurales del capitalismo vasco en cuanto tal, aplicando a la Euskal Herria de aquél entonces lo básico de la teoría marxista de la praxis revolucionaria, es decir, de la militancia. Decimos que las tendencias emanan porque siguen activas dado que surgen del antagonismo irreconciliable que mina al capitalismo, como veremos más adelante al analizar el presente, el contexto y la coyuntura actuales. El V Biltzar no elaboró una praxis militante válida sólo para sus años de esplendor, desde sus embriones en 1964 hasta 1980, sino que este mérito, este logro, sigue parcialmente activo ahora mismo pese a su innegable debilitamiento y retroceso. No admite duda el hecho de que la militancia abertzale que estaba formándose desde antes incluso de 1964 superó todas las adversidades de la segunda ofensiva antiindependentista desencadenada desde 1959 en el Estado español. En muy buena medida, la derrota de la llamada «transición», que ahora es palpable, fue debida a la excelente militancia abertzale formada por el V Biltzar.

5. Esta forma-militante fue enormemente efectiva en los años posteriores, muy en especial durante la tercera ofensiva contra el independentismo socialista, cuando la alianza PNV-PSOE, con el apoyo total de UPN, atacó masivamente al pueblo trabajador en su eje central: la centralidad de la industria metal-mecánica, naval e industrial, fundamentalmente, es decir, al pueblo trabajador formado durante un siglo de capitalismo industrial, la denominada «cultura del hierro». Fueron los años del GAL, de la rendición de EE y del inicio de la integración en los aparatos del Estado de antiguos militantes abertzales que se habían ido escindiendo sucesivamente; años de LOAPA (Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico)y de creciente impunidad represiva materializada en el terror que emanaba del cuartel de Intxaurrondo. Tras el final del proceso de Lizarra-Garazi en 1999 se multiplicó la ofensiva española hasta llegar, en lo electoral, a la ilegalización de 2003 tras una serie de golpes represivos que no podemos exponer ahora.

6. En contra de lo que algunas voces sostienen, la militancia abertzale demostró su enorme efectividad en estos años decisivos, sobre todo cuando se tiene en cuenta que ya para entonces la praxis militante se enfrentaba a muy poderosos obstáculos inexistentes en el período de auge del V Biltzar. Desde 1989-1991 bastantes de los parámetros teóricos secundarios pero importantes en la imagen exterior del sistema, que habían enmarcado el V Biltzar, estaban hundiéndose a la vez que aparecían otros inesperados para la mayoría: el hundimiento de la URSS, las duras dificultades de Cuba y el giro capitalista de China Popular; la euforia del imperialismo, las detenciones de Bidart en 1992 y posteriores; el mito de la economía del punto-com, la «economía inmaterial» y «de la inteligencia»; el auge del neoliberalismo financiero; la expansión económica sobre todo desde 1997 en el Estado español; la moda post desde el posmodernismo hasta el posmarxismo y postestructuralismo; el ruido de la lucha antiglobalización desde la perspectiva de los foros sociales, de la tesis de la desaparición de la lucha de clases, de la tesis de los «nuevos sujetos» y de la anacronía de los movimientos populares hasta entonces decisivos, de la multitud en abstracto en vez del muy concreto pueblo trabajador, de la «democracia ciudadana» y de la «hegemonía civil», etc., estos y otros cambios reforzaban la sensación de que el socialismo había fracasado al menos en el capitalismo imperialista, refugiándose en Latinoamérica.

7. La sinergia creada por la fusión de los cambios vistos en los puntos 5 y 6 facilitó que dentro de la izquierda abertzale fueran prestigiándose las corrientes defensoras de una especie de socialismo blando supeditado a la urgencia de la resolución del conflicto político en su forma armada. La lucha de clases casi en su totalidad fue supeditada a una forma parcial de la liberación nacional, lo que conllevó el abandono de la formación teórica sistemática para comprender las novedades reales de un capitalismo día a día más feroz y salvaje, que volvía a mostrar en crudo su esencia inhumana como la de finales del siglo XVIII y primera mitad del XIX. No podemos menospreciar el efecto de las sucesivas ilegalizaciones y del endurecimiento represivo acelerado desde 1994-1997, y que dio un salto cualitativo en 2003, sobre el deterioro de la capacidad teórica de la militancia. Pero precisamente debemos tener muy en cuenta esta realidad para saber valorar correctamente los méritos del modelo militante elaborado por el V Biltzar.

8. La prueba del algodón que confirma la excelencia de tal modelo la tenemos no sólo en la capacidad de resistencia tenaz demostrada con altibajo puntuales en el plano electoral e institucional desde 2003 hasta 2012, sino muy especialmente en la rápida capacidad de reacción de la militancia independentista tras el reconocimiento oficial de la crisis en 2007. Ninguna nación oprimida por el Estado español ni tampoco en el Estado francés, así como las clases trabajadoras de ambos Estados, ha demostrado la fuerza material sostenida a lo largo de cinco huelgas generales, numerosas huelgas obreras locales, infinidad de luchas sindicales, movilizaciones populares y sociales, y considerables y hasta gigantescas manifestaciones de masas, sin olvidar otra infinidad de prácticas de base sin las cuales no se podría sostener el proceso que con todas sus tensiones internas está mostrándose con varias facetas, desde Amaiur hasta Sortu. La prueba del algodón demuestra que, bajo un diluvio represivo sin igual en la Europa presente, el modelo de militancia ideado por el V Biltzar fue con mucho el más efectivo de todos los existentes, a pesar de sus debilidades y fallos inevitables pero lógicos.

9. Sus méritos no respondían sólo a los aciertos tácticos y estratégicos del V Biltzar, sino fundamentalmente a que supo identificar la contradicción antagónica que recorría el capitalismo de entonces y las formas decisivas que adquiría en cada coyuntura. Esa contradicción sigue vigente, activa, y tiende a agudizarse por las presiones internas causadas por el agravamiento de las condiciones de acumulación ampliada de capital. Aquí, en esta contradicción irreconciliable, es en donde radica el secreto del acierto del V Biltzar en lo relacionado con su modelo de militancia abertzale, y tenemos que retomar creativamente nuestra reflexión presente y futura desde ese punto. Debemos insistir en este punto: el acierto surge de profundizar radicalmente hasta la esencia contradictoria del sistema y anclar ahí el modelo de praxis militante, y no en haber acertado algo mucho más fácil y secundario, como era la caracterización de la dictadura franquista y de sus sucesivas etapas coyunturales, exteriores, pasajeras. De hecho, la triple metodología expuesta en los puntos 2 y 3 como previamente necesaria para elaborar la teoría de la praxis revolucionaria gira sobre el eje de la contradicción irreconciliable y no sobre las formas secundarias, coyunturales y circunstanciales de lo táctico.

10. Decimos esto porque lo más fácil es proceder de manera contraria: se elabora una supuesta «nueva teoría de la militancia adecuada al nuevo contexto» sin preguntarse si este ha cambiado en lo elemental, si ha desaparecido para siempre la contradicción irreconciliable entre explotadores y explotados, siendo sustituida por abstractas e indefinibles «nuevas realidades». Desde finales de la década de 1960 y según transcurrían los años sin que el capital encontraseuna salida estable y duradera a su crisis de fondo, no fugaces y breves repuntes que anunciaban recaídas más duras y prolongadas, hasta llegar al presente, desde aquella época comenzó la palabrería sobre la «muerte del proletariado», el «fin de las clases» y por tanto de la lucha de clases; sobre la «sociedad post-industrial», el «capitalismo sin capitalistas», etc.; sobre los «nuevos movimientos sociales», la «ciudadanía democrática», la «gobernanza mundial», el «altermundialismo» y un largo etcétera. En lo que ahora nos incumbe, esta palabrería resultaba muy efectiva destruyendo el modelo dogmático, autoritario, burocrático e hipercentralizado de militancia, modelo dominante en la izquierda de entonces. En Europa, el derrumbe del socialismo realmente inexistente, junto a otras razones ya expuestas, terminó de destrozar esta militancia, acelerando la degeneración e integración en el Estado, instituciones y empresas de miles de exmilitantes, pasando incluso a la extrema derecha. En el Estado español fue especialmente desastroso a raíz del llamado «desencanto» inmediatamente posterior a la entrada en el gobierno estatal del PSOE en 1982; en Hego Euskal Herria este proceso también tuvo lugar pero fue contrarrestado por el gran arraigo social del modelo de militancia elaborado por el V Biltzar.

11. La superficialidad siempre ha sido el recurso fácil en momentos de crisis: basta con aumentar la dosis de demagogia para evitar el tremendo esfuerzo que representa la investigación rigurosa y radical, siempre peligrosa porque descubre que la realidad no es como se creía. La palabrería superficial es la argamasa ideológica que une los tópicos reformistas. En la actualidad, muchas corrientes sociopolíticas se escudan en la verborrea fácil para escabullirse de las contradicciones reales, innegables, como la que existe entre, por un lado, el contexto objetivo insoportable por la extensa e intensísima explotación que se padece; y, por otro lado, las mayores o menores dificultades que lastran el aumento cuantitativo y cualitativo de la militancia revolucionaria organizada. Semejante divorcio entre las condiciones objetivas y las subjetivas es frecuente en la historia y surge cuando el factor subjetivo no ha sabido desarrollar una teoría de la organización adecuada, o cuando no ha podido aplicarla debido a la represión.

12. Desde luego que hay más factores que explican esa distancia que puede llegar a ser mortal entre el aumento de las condiciones objetivas para la lucha y el retraso de las condiciones subjetivas organizadas, pero guardan relación directa o indirecta con la debilidad de la organización revolucionaria. Con su debilidad porque cuando un sector de la izquierda, el que fuere, va imponiendo visiones superficiales al calor de la pasividad, del desconcierto, de cierto culto idolátrico hacia un líder interesadamente creado con la sumisión obediente que ello arrastra, de amplios sectores de las bases militantes y cercanas, mientras que los sectores más conscientes no pueden contrarrestar esa marea de tópicos vacíos precisamente por su debilidad organizativa. Demasiadas degeneraciones reformistas se han iniciado así, imperceptiblemente, ya que ese sector no afirmaba abierta y explícitamente que quería acabar con el «viejo modelo», supuestamente fracasado, sustituyéndolo por otro «nuevo» nunca argumentado, y no lo hacía porque incluso no pensaba que iba a caer tan bajo sino que creía que sólo estaba «modernizándose». Pero una vez iniciada la cuesta abajo es cada vez más difícil detener la caída.

13. Hemos dicho arriba que existe un desfase entre las condiciones objetivas y las subjetivas. Una de las razones que lo explican es que debido a la educación alienante y autoritaria, al fetichismo, a la poca o nula conciencia, a la ideología dominante, etc., debido a todo esto, dicho muy brevemente, la historia confirma que las masas explotadas con muy débil o nula conciencia-para-sí, autoconciencia crítica, tienden a creerse las promesas y las mentiras de la minoría explotadora. La credulidad manda sobre la incredulidad, y la fe, esa peste intelectual, sobre la crítica racional y radical. Pero también manda el egoísmo individualista, el nacionalismo imperialista, el miedo a perder el salario y las ventajas que otorga el colaboracionismo, etc., de modo que existe un flexible bloque social de apoyo al capital formado por gente oprimida, por esclavos felices e infelices, pero obedientes y sumisos. En este contexto innegable, la lucha individual e incluso la colectiva con nula o poca organización, sin apenas objetivos revolucionarios y sin estrategia y táctica adecuadas, está condenada a la derrota, a la desaparición, y/o a la integración en el sistema. El antiguo lema de «¡Organízate y lucha!» dio en la clave y expresa la única forma existente de superar los formidables obstáculos irracionales y muy racionales, por cuanto fríamente egoístas.

14. Del mismo modo que la reacción individual o colectiva desorganizada se agota pronto, por justa que sea, también se agota o es aplasta la dura lucha espontánea colectiva en forma de revuelta o motín, e incluso de huelga de masas, o sublevación furibunda y hasta insurrección precipitada e impaciente. Los ejemplos negativos abundan desgraciada pero aleccionadoramente. Sin preparación para resistir algún tiempo, sin política expansiva, ofensiva y de alianzas, sin organización interna, con heroica voluntad pero con poca cabeza, el pueblo se enfrenta a una burguesía que tiene esa máquina terrible que es el Estado. Pero, además, la clase capitalista dispone de muchos mecanismos de alienación, división, cooptación, soborno, engaño, provocación, cansancio, etc., sin tener que recurrir todavía a la represión masiva, pudiendo aplicar la intimidación, la represión preventiva, la económica e invisible mediante multas, la cobardía por miedo al desempleo y al desahucio y hasta al hambre, para terminar en represiones más salvajes incluidas las palizas, torturas, cárceles y desapariciones. Y siempre quedan las medidas de excepción, la intervención militar, el golpismo. La consigna «¡Organízate y lucha!» ha de ser puesta en práctica con mucha antelación para que nada de esto ocurra.

15. Pero la burguesía tiene otro instrumento especialmente eficaz: la mezcla de parlamentarismo institucionalista, reformismo y sindicalismo amarillo y burocrático, que encauzan el malestar popular por el sendero de la «normalización democrática», desmoralizándolo, vendiéndolo por un plato de lentejas y hasta justificando la represión selectiva contra la izquierda que sigue luchando. El papel delator y represor del reformismo exrevolucionario es de sobra conocido y padecido, pero tiende a olvidarse. La ideología reformista, burocrática por esencia, sólo acepta el pactismo corporativista del sindicalismo subvencionado por el capital: de vez en cuando una huelga general que sirve de válvula de escape de la presión obrera y popular, para volver de inmediato al orden establecido. Esta política refuerza las tendencias objetivas al estancamiento y retroceso de los movimientos populares y del sindicalismo obrero combativo, lo que unido a la capacidad disgregadora de la burguesía cuando se enfrenta a un enemigo desunido y débil, más otros factores, explican mucho por qué el capitalismo ha superado tantas crisis sociopolíticas. La consigna «¡Organízate y lucha!» adquiere aquí una importancia clave, la de combatir el peso del reformismo, como luego veremos.

16. La necesidad de la organización surge de estas realidades cotidianas, que a su vez surgen de la lógica de la explotación global capitalista, aunque la asalariada sea la decisiva y estructurante de todas las demás. La contradicción entre explotados y explotadores, a cualquier nivel de la compleja dinámica de la acumulación de capital, tiende a hacerse insostenible conforme los segundos aumentan la explotación hasta niveles biológica y socialmente insoportables. Los límites humanos para soportar el sufrimiento son muy altos, en especial cuando el opio religioso, la ideología y la sumisión irracional hacen de «policía interno» en la mente explotada, colonizada. Pero aún así tarde o temprano el masoquismo se agota y entonces el esclavo feliz se vuelve infeliz, necesitando de más droga mental, la que sea, para seguir obedeciendo. A lo largo de este proceso la humanidad esclavizada comienza a hacerse determinadas preguntas, o recupera tradiciones, pensamientos, críticas y hasta recuerda luchas realizadas por sus antepasados, recuerdos dormidos en la desmemoria colectiva, pero bullentes como rescoldos en partes de la cultura popular no exterminada. Y es aquí donde ancla la vigencia permanente de la teoría marxista de la organización revolucionaria.

17. Es vigencia permanente porque, al margen de sus continuos cambios de forma que también inciden en el fondo y muestran al exterior la crudeza del problema, y ciñéndonos sólo al capitalismo, la experiencia muestra que una de las funciones elementales de las primeras organizaciones del proletariado urbano en la Florencia del siglo XIV era la de concienciar a las masas para que no se creyeran las mentiras del poder. Los ciompis, o cardadores de lana, la industria más poderosa del momento, se organizaron como «vanguardia» del pueblo trabajador, asumiendo el objetivo de que el pueblo pensara por él mismo, al margen de las patrañas del poder. Sin retroceder másen el tiempo, y sin querer analizar la teoría de la organización a la luz de la Herejía de Durango de la primera mitad del siglo XV, por ejemplo, sí hay que decir que durante todo el capitalismo la gente oprimida y explotada siempre ha aplicado una forma organizativa caracterizada por cinco constantes: una, escoger a los mejores, más aptos y decididos; dos, saber que tenían que explicar sus ideas con la mayor eficacia posible; tres, ser conscientes del peligro que ello acarrea y tomar ciertas medidas de seguridad; cuatro, por tanto, funcionar con disciplina interna adecuada a los objetivos y a los medios, también al peligro represivo; y cinco, intentar prefigurar en la vida organizada interna algunos o todos los objetivos por los que se lucha. Podemos extender y ramificar estos cinco puntos todo lo que exija el rigor analítico-concreto, pero los hemos sintetizado en su esencia. Ahora bien, como veremos más adelante, aquí hablamos de las constantes de la forma organizativa, no de sus objetivos y fines históricos irrenunciables, que expondremos más adelante porque su conocimiento es necesario para saber qué militancia abertzale necesitamos.

18. Se objetará que cualquier forma organizativa así descrita sirve técnicamente para cualquier interés socioeconómico, político, cultural, nacional, de sexo-género, etc., porque tal esquema es «técnicamente neutro», es decir, este modelo organizativo elemental siempre se ha aplicado al margen de los intereses explotadores o explotados que se defiendan o se busquen. No es cierto. Esta síntesis ha sido aplicada por los grupos que de algún modo u otro se enfrentaban al poder opresor en el sentido decisivo de explotación de la fuerza de trabajo y de poseer la propiedad privada de las fuerzas productivas. La diferencia cualitativa estriba en que la forma organizativa debe asumir, a la fuerza, el objetivo por el que se lucha y los medios que se emplean, y también la concepción ética abierta o latente que siempre existe en la práctica.

19. Por ejemplo, la burocracia y la disciplina impuesta, autoritaria, vertical, justo lo opuesto de la disciplina consciente y crítica, antiburocrática, y que rechaza todo culto al líder y a la división de tareas entre dirigentes sabios y bases ignorantes, todo esto va unido a la prefiguración de los objetivos, a su ética práctica, a la
pedagogía en el presente, y es inaceptable por la forma organizativa reformista y reaccionaria. Lo mismo ocurre con respecto a los medios que deben emplearse para aplicar el derecho humano universal a la rebelión contra la injusticia, tal cual lo expone el Preámbulo de la Declaración Universal de Derechos Humanos: la entera forma organizativa queda condicionada por la aceptación o por el rechazo de tal derecho inalienable, y también por su relativización pre-reformista al reducir tal derecho universal al ambiguo, polisémico e impreciso «derecho a la resistencia».

20. Vista la forma organizativa esencial, veamos ahora los otros objetivos vitales que tiene la organización y que por tanto han de caracterizar a la militancia revolucionaria. Uno, trabajar para que las masas, las que sean, las mujeres o la juventud, la clase obrera tradicional, o cualquier movimiento popular o sindical, logren dar el salto y hacer que la creencia en la vía reformista se transforme en conciencia de que sólo la revolución puede resolver definitivamente sus problemas.Otro, relacionado con el anterior pero más avanzado, radica en lograr que esos colectivos se organicen para que sus estallidos no sean tan espontáneos, o que sus luchas estén más organizadas y dotadas de perspectiva histórica. Además, trabajar para que esas luchas dispongan de una organización capaz de resistir y superar todas las trampas, engaños, amenazas y represiones burguesas, y también sus contraataques posteriores a la victoria del colectivo, de la clase o del pueblo entero. Y por último, que la organización sea capaz de avanzar en la coordinación e interacción con otras luchas, a nivel sectorial, local, de herrialde, nacional e internacional, siempre con la vista puesta en la conquista de los objetivos históricos.

21. Insistimos en que estos objetivos son comunes a cualquier organización que luche contra una opresión concreta. La juventud, por ejemplo, se enfrenta a la fuerza alienante de la creencia en la vía reformista en muchos sectores, o peor, en el pasotismo indiferente, por no decir en la caída en la droga y la delincuencia social, o en el apoyo al imperialismo franco-español. Cambiar esta realidad por una conciencia revolucionaria juvenil enfrentada al poder adulto exige una paciencia organizada dotada de objetivos y métodos comprensibles. Cuando la lucha juvenil logra recuperar un gaztetxe, por ejemplo, ha de organizarlo internamente, ha de integrarlo en la lucha de barrio y relacionarlo con otros gaztetxes y con el movimiento juvenil, y ha de prepararse para vencer una a una las sutiles o burdas maniobras legitimadoras de la represión que se avecina. Esta misma lógica interna recorre a cualquier otro colectivo, grupo o movimiento popular, sindical y hasta a los partidos electorales de masas, si es que realmente son revolucionarios.

22. Llegados a este punto, debemos comparar lo aquí dicho con la práctica organizativa de la clase burguesa. Existe cierto consenso teórico sobre las cuatro grandes formas organizativas de la burguesía que no tienen nada que ver con la marxista: los clubes, logias, fraternidades, etc., que dirigieron las revoluciones burguesas; las organizaciones burocráticas y autoritarias de masas basadas en el paradigma mecanicista y taylor-fordista; las organizaciones más selectas y flexibles para la dirección social en base al paradigma toyotista; y, por último, y el más reciente y divulgado por la prensa, el sistema de interrelación en red, basado en las nuevas tecnologías (NTC) e internet, en el twiter, modelo idóneo para el reformismo de imagen y pacifista. En cierta forma, el primer modelo, el de las sectas más o menos secretas, está vigente todavía y es el que aplica el imperialismo cuando quiere destruir con la subversión terrorista un Estado que se le resiste por la razón que fuere. En estos casos, el imperialismo apoya en secreto a las clases dominantes derrotadas, como el capitalismo mercantil, comercial y colonialista hizo siempre. Las organizaciones burocráticas de masas siguen activas con algunos cambios formales, y con la modernización de internet.

23. Cuando se dice que internet, las NTC, la interacción a tiempo real, etc., han cambiando cualitativamente las formas de entender y hacer la política organizada, se olvida que, en esencia, todo se reduce al dominio del tiempo político, a su máxima reducción posible según los medios existentes. De forma parecida a la productividad del tiempo de trabajo en economía, en política la reducción del tiempo es también una preocupación muy anterior a internet. La importancia de las señales, de la electricidad, de la radio, teléfono, etc., nunca ha sido desconocida por los bandos políticos enfrentados. Pero es precisamente esta cuestión la que encorseta a la ciberpolítica, a la cibermilitancia obnubilada en su elucubraciones solitarias sin apenas contacto con la realidad. Al negar sus potencialidades, la ciberpolítica debe luchar permanentemente contra tres enemigos mortales: que la red, las NTC, etc., son fácilmente penetradas, saboteadas y hasta clausuradas por la represión burguesa; que la ciberpolítica tiende a desarrollar el individualismo progre, aislado y engreído, un yo-mismo encerrado en la virtualidad electrónica, en su exigencia de creciente rapidez y snobismo; y que la ciberpolítica, por todo ello, necesita de una previa red amplísima de grupos, colectivos, entidades, movimientos, sindicatos, periódicos, organizaciones y demás en los que realmente se piensan y deciden las acciones prácticas. Sin la militancia a pie de calle, la ciberpolítica sólo beneficia al capital y al reformismo, pues sus bases y sus votantes esperan como vacas ante el pesebre electrónico las órdenes a cumplir.

24. Llegados a este punto, debemos empezar a concretar más qué militancia necesitamos, para lo que antes deberemos estudiar las líneas maestras del ataque del capitalismo actual. En el texto de Petri Rekabarren Lenin, Txabi, Argala. Sobre la actualidad del V Biltzar, se resumen así: uno, «destruir el sujeto revolucionario que debe protagonizar la liberación nacional de clase de Euskal Herria»; dos, «la aniquilación de su identidad de clase, es decir, la destrucción de su conciencia de sujeto explotado y explotable»; tres, «romper precisamente los lazos, las redes, las relaciones cotidianas, sociales y vivenciales que conectan y sueldan a la clase obrera en concreto y en general a la clase trabajadora, con todos los estratos, fracciones y grupos sociales que forman el conjunto del pueblo trabajador»; y, cuatro, «como síntesis, estos tres ataques en profundidad a las raíces mismas de sujeto de liberación se plasman en uno solo, en una incursión totalizante y sistemática contra la identidad concreta de Euskal Herria como sujeto con autoconciencia, con conciencia para sí sustentada en una teoría de liberación que abarca la visión histórica, lingüístico-cultural, política, económica, organizativa, ética…».

25. Un ejemplo que confirma esta orientación lo tenemos en el reciente estudio del sindicato LAB, sobre el debilitamiento estructural de la clase obrera vasca, del pueblo trabajador en su conjunto y, en especial, de su juventud, que se encamina si no lo impedimos a lo que se define como «generación perdida» y que supone no sólo un estancamiento en el desarrollo, sino un verdadero retroceso a escala mundial dado que otros Estados capitalistas no detienen su desarrollo aunque lo ralenticen. Para nuestro independencia socialista futura, la existencia de una «generación perdida» tiene efectos destructores por tres razones: una, potencia el pasotismo, la indiferencia cuando no el derechismo reaccionario de sectores juveniles, aunque también la concienciación revolucionaria de otros; dos, facilita el empobrecimiento científico-técnico del pueblo con efectos acumulativos porque facilita la el saqueo intelectual imperialista; y, tres, tiende a aumentar el pesimismo y el derechismo en sectores de la población adulta, junto al racismo y a la xenofobia, al caer en la interpretación burguesa de que los pocos puestos laborales son ocupados por emigrantes.

26. Si a esto le unimos la cascada de medidas recentralizadoras y reespañolizadoras que está imponiendo el Estado, así como otras similares dictadas por el Estado francés, que pasan casi o totalmente desapercibidas, como desempolvar una ley de 1850 para combatir al euskara, por ejemplo, nos encontramos con un presente y un futuro marcado por todas las características de la cuarta ofensiva franco- española contra Euskal Herria, a la que nos hemos referido antes. Visto esto, podemos ya presentar al debate algunos principios mínimos sobre la militancia abertzale que necesitamos, partiendo del supuesto de que se trata de una praxis en una organización revolucionaria.

27. Ha de ser una militancia que asuma los objetivos históricos como componentes vitales de su praxis diaria. La independencia, la reeuskaldunización, una sociedad no patriarcal y el socialismo han de ser además de objetivos a lograr, innegables y necesarios en la perspectiva histórica, pautas, medidores, criterios valorativos del quehacer cotidiano. Decimos con esto que tales objetivos deben estar presentes en la vida cotidiana, adaptados a sus marcos y límites, pero presentes como barómetros que miden en cada situación lo acertado o erróneo de nuestra praxis. No existe nunca un corte absoluto entre el fin y el medio, sino una interacción, mejor decir una dialéctica, de manera que si el medio empieza a distanciarse del fin, a posponerlo con la excusa de que primero hay que acumular votos y ganar presencia parlamentaria a partir de la cual impulsar más adelante la lucha por los fines, por los objetivos históricos, si se inicia esa cómoda vía no tardará en llegar el momento en que el medio, la táctica, el oportunismo, la urgencia nerviosa se impongan sobre el objetivo, sobre el fin histórico buscado y, al final, lo nieguen. Para no precipitarnos en el abismo reformista es imprescindible prácticar esa dialéctica, lo que incumbe tanto a la organización como colectivo como a cada una y uno de sus militantes.

28. Lo anterior no se puede mantener durante mucho tiempo si la militancia no está formada teórica y políticamente. El concepto de formación no debe reducirse al saber memorístico de fórmulas dogmatizadas y simplonas que deben imponerse sobre la realidad, sino a la permanente elaboración de un pensamiento crítico, dentro de la disciplina conscientemente asumida. Por su misma naturaleza, el pensamiento racional es crítico, es dialéctico, sobre todo cuando su praxis se ejerce en el interior de los problemas sociales, en sus contradicciones, alimentándose de ellas para superarlas. Es aquí donde la dialéctica entre crítica y autocrítica aparece como lo que es, una unidad en pugna consigo misma debido a las presiones de la realidad objetiva y de la resistencia subjetiva a la verdad, que por esencia es revolucionaria. La organización ha de potenciar el pensamiento crítico y creativo de su militancia, que es la única garantía existente para mantener la naturaleza revolucionaria de la organización.

29. Ambos puntos nos conducen al tercero, que es interno a ellos pero que debemos exponer en aislado por su decisiva importancia: la praxis, además de éticamente sólida, ha de prefigurar en lo posible los objetivos por los que se lucha. Desde luego que ninguno de los cuatro pueden ser materializados dentro de la opresión nacional de clase y de sexo-género, ya que son incompatibles con la lógica del capital, pero sí debe buscarse el modo de que aspectos importantes de ellos sean siquiera vividos como reales en la práctica de las masas. Lo relacionado con la ética de lo común, de la propiedad colectiva, de la solidaridad desmercantilizada, de la solidaridad antirrepresiva en todos los sentidos, de la autogestión social en todo lo posible, de la cultura creativa y popular, euskaldun y crítica, de la lucha contra el engaño de la «vida privada», etc. El pensamiento crítico y los objetivos históricos deben bullir al pipil en el interior de la vida cotidiana del pueblo trabajador, y ha de ser la militancia revolucionaria la que impulse este avance imprescindible.

30. Pero se ha de realizar desde una mentalidad popular, es decir, una mentalidad no elitista, no dirigista ni verticalista. Por mentalidad popular, trabajadora, entendemos la forma de hacer en la vida en la que los valores surgen de la cultura popular, de sus componentes liberadores y emancipadores, democráticos de base, los que siempre han sido perseguidos por los sucesivos poderes. Desde la obligatoriedad de uso de la lengua vasca, hasta la potenciación planificada de toda serie de actos culturales, deportivos, festivos, simbólicos, míticos y paganos, asociativos, que nos remiten al imaginario colectivo negado por la cultura capitalista. La cultura popular como la autogestión de los valores de uso. La autogestión de los valores de uso, de su axiología eminentemente política, socialista, antipatriarcal, debe ser llevada al interior de la lucha de clase, de todas las reivindicaciones, contra el poder adulto por la juventud, por los movimientos populares. Naturalmente, aquí la ética de lo colectivo más arriba vista vuelve a ser decisiva. Pero igualmente decisiva en la organización revolucionaria capaz de formar a su militancia en la permanente dialéctica entre el programa máximo y el programa mínimo, entre los objetivos y los medios. La mentalidad popular es decisiva para calibrar la dialéctica entre el programa mínimo y el máximo.

31. Consiguientemente, la militancia ha de asumir la obligatoriedad de actuar en algún movimiento popular, asociativo, cultural, deportivo, vecinal, estudiantil, etc. Esta es una exigencia ineludible para poder ser partícipe de la organización revolucionaria. La intervención en la lucha sindical, popular, ecologista, etc., es el anclaje con la realidad, lo que garantiza la efectividad del «principio de realidad» sin el cual ninguna organización sobrevive. Especial atención se ha de prestar aquí a las relaciones con la lucha antirrepresiva por razones obvias y con la lucha antipatriarcal y juvenil, impactadas por el poder adulto y que por tanto guardan una directa relación con el peligroso problema de la «generación perdida». A otra escala, la praxis militante ha de cuidar su acción dentro del partido dedicada a la acción electoral e institucional, aplicando ahí dentro los mismos principios de respeto y pedagogía con el ejemplo, con la coherencia y con la capacidad argumentativa. De nuevo, la organización revolucionaria resulta imprescindible para formar a su militancia en estas y otras tareas y para recibir de ella el oxígeno de la realidad.

32. Todo lo anterior nos enfrenta a una cuestión permanente en la filosofía de la praxis: la polivalencia, la capacidad de incidir con un mínimo de efectividad y rigor en cualquiera de las luchas existentes, y de crear otras nuevas movilizaciones en respuesta, o con adelanto, a las nuevas explotaciones que introduce la burguesía. No se debe exigir a la militancia saberlo todo de todo, pero sí debe formársela para que posea un conocimiento mínimo que le permita, si llega el momento, intervenir en cualquier realidad, ganándose la hegemonía y el prestigio por la corrección de su praxis. La filosofía marxista del ser humano insiste en la polivalencia como requisito necesario para el desarrollo de las capacidades creativas y críticas. La filosofía de la praxis insiste en que la militancia ha de aprender lo suficiente para responder con eficacia a cualquier pregunta decisiva en un debate, en una asamblea, en una charla, para plantear preguntas críticas y demoledoras a cualquier explotador, para elaborar un informe o un texto con la base suficientes; y, sobre todo, para llegar a hacerlo de forma organizada, en colectivo y con perspectiva histórica.

33. En el capitalismo actual, lo anterior, esta misma polivalencia, sólo adquieren su pleno potencial si se parte de una profunda concepción internacionalista, que es la manera general de aplicar el independentismo socialista en la lucha mundial entre el capital y el trabajo. Por ejemplo, para oponerse con eficacia a la cuarta ofensiva franco-española es obligado emplear criterios teóricos centrados en la crítica del imperialismo como realidad objetiva que se materializa concretamente en el interior de Euskal Herria. Por internacionalismo no entendemos la palabrería abstrusa sobre la política de las alianzas con fuerzas institucionales, sino fundamentalmente el impulso de la dialéctica entre la lucha de liberación nacional de clase y el resto de luchas mundiales, lo que lleva a poner en su sitio a la acción diplomática, necesaria pero supeditada a la estrategia general. Por internacionalismo entendemos el antiimperialismo aplicado dentro y fuera de Euskal Herria. La militancia abertzale es internacionalista porque es independentista y socialista, euskaldun y antipatriarcal, y viceversa.

34. Por último, la praxis militante debe ser consciente de los riesgos represivos que asume. Por represión no entendemos sólo la detención, malos tratos y tortura, y cárcel, sino también ese complejo, multifacético y cada vez más diversificado y tentacular sistema de espionaje, identificación, seguimiento, intoxicación ideológica y propagandística, guerra psicológica, intimidación y violencia simbólica, económica, administrativa, cultural, patriarcal, adulta, que aplica el Estado en respuesta al ascenso de la lucha de liberación. Cometemos un error que puede llegar a ser garrafal si reducimos la represión a la cárcel, previa tortura y detención. Estas prácticas son los recursos ascendentes de una escala de medios interactivos guiados por una doctrina, un sistema y una estrategia represiva global dirigida por el Estado, en la que intervienen represiones paraestatales y extraestatales, centralizadas por el Estado. El penúltimo recurso, en este proceso, es el empleo de deportaciones y desapariciones, guerra sucia, terrorismo estatal, etc., para acabar en asesinatos masivos, recurso postrero y último. Pero es un error grave olvidar la tremenda eficacia de los primeros y segundos niveles del sistema represivo como proceso global, porque frecuentemente le ahorran a la burguesía tener que aplicar los últimos niveles.

1 thoughts on “Reflexión sobre la militancia abertzale que se necesita

  1. Borroka garaia da! webgunerako kolaborazioa, egilea: Boltxe Kolektiboa / Petri Rekabarren

    Behar dugun militantzia abertzalearen gaineko hausnarketa

    1.
    V. Biltzarrean zehar gehien aztertu zen arazoetako bat, euskal
    militantzia iraultzaileak, garai hartarako gorputza hartzen hasia zen
    klaseko nazio askapenen borroka ulertu eta zuzentzeko beharrezkoak
    zituen ezaugarrietan sakontzea izan zen. V. Biltzarra zentzu horretan
    ere erabat marxista zen, gainontzeko auzietan bezala. Marx eta
    Engelsen lehen idatzietan bertan, praxi iraultzailearen gaineko
    zenbait printzipio filosofiko, politiko eta etiko azaltzen dira; beren
    bizitzan zehar printzipio horiek aberasten joan ziren eta beste
    iraultzaileen ekarpen teorikoekin berriz, hobetu egin ziren gerora.
    Zapalkuntza eta injustizia ororen aurkako borroka iraunkorra;
    autoritate ororekiko sumisioaren bazterketa, baita bakoitzaren alderdi
    edo antolakundearena ere, eta burokrazia ororekiko oposizioa;
    prestaketa intelektual kritikoa sistematikoki egin beharra; disziplina
    kolektibo baten beharra, aurretiaz elkarrekiko konfiantzan eta
    demokratikoki eztabaidatu ondoren; segurtasun neurri jakin batzuen
    betebeharra; herriaren barruan pentsatu eta borrokatu, bere kultura eta
    sentimenduak ezagutuz….printzipio hauek eta beste batzuk osatzen
    dute edozein herrialde kapitalistetan zapalkuntzari aurre egiten dion
    militantzia iraultzailearen saihestu ezineko oinarria.

    2.
    Baina printzipio hauek garai, nazio zapaldu eta klase borrokako marko
    bakoitzaren arabera zehaztu egin behar dira. Forma abstraktu batean
    adierazita, giza duintasuna eta duintasun burgesaren muga bateraezina
    banantzen duten zertzelada batzuk baino ez lirateke. Egungo Euskal
    Herriko masa zapalduen historian zehazteak, gutxienez hiru auzi
    aurretiaz sakonki aztertzea eskatzen du, behar den militantzia eredu
    aproposa zehazte aldera: Bat, Munduko, Europako eta EHko sistema
    kapitalisten baitan dauden kontraesanen joerak ulertu eta hauek
    antipatriarkatua, euskalduntzea, independentzia eta sozialismoaren
    helburuekin uztartzea. Bi, Joera hauek borroka iraultzaile eta
    erreakzionarioetan (Espainia eta Frantzia nahiz mundu mailako
    burgesiaren kontrairaultzan) nola eragiten duten konprenitu behar
    da, epe ertain eta luzera, klaseko nazio askapen estrategia zuzena
    eratzeko. Hiru, Berehalakoari erreparatu, botere zapaltzaileak martxan
    ipiniko dituen neurriei taktika aproposak kontrajartzeko.

    3.
    Auzi hauek behar bezala argitu aurretik suizida litzateke militantzia
    iraultzailearen eredu bat eratzea. Batetik, horrela da, militantzia ezin
    baita zehaztu bere praktika, borroka, kritika eta autokritika garatuko
    dituen antolakuntza eredutik kanpo; bestetik, antolakuntza eredua,
    gorako hiru puntuetan azaldutako funtsezko puntuak argituta bakarrik
    zehaztu daitekeelako. Alderdia, antolakundea, edo deitu nahi den
    bezala, helburu historikoak lortzeko estrategiaren baitan kokatutako
    taktikak aurrera eramateko tresna bat baina ez da. Antolakundea
    iraultzailea izango da estrategia iraultzaile baten baitan txertatutako
    taktika bat jorratzen badu. Militantzia iraultzailea lehenago alderdi,
    antolakunde, mugimendu, sindikatu etab. iraultzaile batek kaptatu
    badu bakarrik eratu daiteke, zeina kaptatutako militantea formatu,
    hezi, babestu, eskaintzeaz gain bere ekarpenarekin aberastuko den.

    4.
    V. Biltzarraren merituetako bat euskal kapitalismoaren baitako
    kontraesanen araberako militantzia eredua taxutzea izan zen, teoria
    marxistaren praxi iraultzailearen oinarria, hots, militantzia, garaiko
    Euskal Herrira egokituz. V. Biltzarrak praxi militantea ez zuen bere
    garai esanguratsuenerako bakarrik taxutu (1964-1980), egun ere,
    bere atzerakada eta ahultasuna ukaezina izanagatik, partzialki aktibo
    baitago. Ez dago zalantzarik, jadanik 1964 aurretik formatzen ari zen
    militantzia abertzale hark, 1959az geroztik Estatu espainiarrak abian
    zuen independentismoaren aurkako bigarren erasoaldia gainditzea
    lortu zuela. Hein handi batean,egun bistakoa den «trantsizioaren»
    porrota, V. Biltzarrean formatutako militantzia ereduari zor zaio.

    5.
    Militantzia eredu hau oso eraginkorra izan zen hurrengo
    urteetan, batez ere independentismo sozialistaren aurkako hirugarren
    erasoaldian, PNV-PSOEren arteko aliantzak, UPNren laguntza
    guztiarekin, langile herria bere muinean erasotu zutenean: ontziola
    eta mekanika-metalaren arloan, «burnizko kultura» zeritzaion mende
    bateko kapitalismoa industrialari formatutako langileria alegia.
    GALen urteak ziren, EEaren errendizioarenak, denboran zehar
    zatiketen ondorioz alboratzen joan ziren militante abertzaleak
    estatuko aparatuetan sartzen joan ziren urteak; LOAPA eta
    Intxaurrondoko kuarteletik eratortzen zen terrorearen urteak.
    1999An Lizarra-Garaziko prozesua amaitu ondoren, erasoaldi
    espainiarra biderkatu egin zen, hauteskundeei dagokienez 2003ko
    ilegalizazioetara iritsi arte beste kolpe errepresiboen artean.

    6.
    Ahots batzuk diotenaren aurka, militantzia abertzaleak bere
    eraginkortasuna erakutsi zuen urte erabakior hauetan. Kontutan izan
    behar da militantzia iraultzaileak V. Biltzarraren garaietan ez zeuden
    oztopo batzuei aurre egin behar izan ziela momentu horretan. 1989-91
    tartean V. Biltzarrean taxututako teoria batzuk erortzen ari ziren uste
    ez ziren errealitate batzuk azaltzearekin batera: Sobiet Batasunaren
    hondoratzea, Kubaren zailtasun itzelak eta Txina Herritarraren bira
    kapitalista; inperialismoaren euforia, 1992ko Bidarteko erorketak
    eta ondorengoak, punto-com ekonomiaren, «ekonomia inmaterial»
    eta «intelektualaren» mitoa; finantzal neoliberalismoaren goraldia;
    1997az gerozko zabalkunde ekonomikoa espainiar estatuan; post
    moda, postmodernismoa, postmarxismoa edo postestrukturalismoa;
    globalizazioaren aurkako borroken hotsa foro sozialetatik; klase
    borrokaren desagerpenaren tesiak; «subjektu berrien» tesiak eta
    ordu arte erabakigarriak izan diren herri mugimenduen ustezko
    anakronismoa; herri langilea zehatz aipatu beharrean jendartea
    abstraktuki, «hegemonia zibila» etab. hauek eta beste aldaketa batzuek
    sozialismoak kapitalismo inperialistaren baitan porrot egin zuenaren
    sentsazioa zabaldu zuten, Latinoamerikan soilik babes hartzeko.

    7.
    5. eta 6. paragrafoan ikusitako aldaketek ezker abertzalearen baitan
    sozialismo bigun baten aldeko korronteak prestigiatzea ekarri zuen,
    gatazka, bere forma armatuan, konpontzeko presari atxikita beti ere.
    Hau da, klase borroka ia bere osotasunean borroka nazionaleko
    aspektu bati emaniko lehentasunaren menpe geratu zen. Honek
    formakuntza teorikoaren alboratzea ekarri zuen egunetik egunera
    gogortzen ari zen kapitalismo basatiaren molde berriak ulertzerakoan.
    Ezin da gutxietsi 1994-1997tikaurrera gogortutako errepresioa
    eta 2003an jauzi kualitatiboa ilegalizazioa eta batez ere 2003an
    pairatutako jauzi errepresiboak militantziaren formazioan izandako
    eraginean. Baina zehazki errealitate hau kontutan izatea beharrezkoa
    da V. Biltzarrak jorratutako militantzia eredua baloratzeko.

    8.
    Frogatuta geratu da baliagarritasun hori, 2013-2012 tarteko
    hauteskunde ezberdinez gain, berezikikrisi ekonomikoa 2007an
    publikoki lehertu eta emaniko erantzun azkarrean. Estatu frantziar
    edo espainiarreko inongo nazio zapaldu edo langile klasek ez
    du erakutsi bost greba orokorretan zehar nahiz tokian tokiko
    greba edo borroka sindikaletan mantendu den indar materiala,
    mobilizazio sozial eta herritarra, manifestazio erraldoiak, oinarrizko
    beste praktikekin lagunduta; hauek gabe, Amaiurtik Sortu arteko
    prozesuan, ez tentsiorik gabe, azaltzen ari diren zenbait aspektu
    Behar dugun militantzia abertzalearen gaineko hausnarketa ez lirateke
    mantenduko. Errealitateak erakusten duena da, Europan
    parekin ez duen errepresio uholdearen pean, V. Biltzarrean jorratutako
    militantzia eredua izan dela askogatik eraginkorrena, ahultasun eta
    akats sahiestezinak izanagatik.

    9.
    Bere meritua ez da V. Biltzarreko asmatze taktiko eta estrategikoei
    erantzutea, baizik eta batez ere garaiko kapitalismoaren kontraesan
    antagonikoa identifikatzea, abiapuntu horretatik abagune bakoitzean
    beharrezkoa zen forma hartuz. Kontraesan hau egun ere mantentzen
    da, eta areagotzeko joera du kapitalaren hedatze prozesuan.
    Adiskidetu ezineko kontraesan honetan datza V. Biltzarraren asmatzea
    militantzia ereduari dagokionez, eta berez puntu honetan aurrera
    eutsi behar zaio gure egungo hausnarketan ere. Bete-betean
    asmatu zen, sistemaren kontraesanean bertan praktika militantea
    errotzeko, bigarren lerroan azaltzen ziren kontraesanekin itsutu
    gabe, frankismoaren izaera eta fase ezberdinei zegokiena. 2 eta 3.
    paragrafoan agertutako metodologiaren ardatza, adiskidetu ezineko
    kontraesanean aurkitu behar dugu.

    10.
    Errazena aurkakoa egitea da: «Testuinguru berrirako militantzia eredu
    berria sortzea» funtsean zertan aldatu den galdetu gabe, zapaldu eta
    zapaltzaileen adiskidetu ezineko kontraesana, errealitate abstraktu eta
    zehaztu gabeek ordezkatu ote duten azaldu gabe. 60. hamarkadaren
    amaieratik aurrera maiz entzun dira «proletargoaren bukaera» edo
    «klaseen desagerpena» bezalako adierazpenak, eta beraz, klase
    borrokarena; lehen aipatu bezala hizkera berri gailendu zen, itxuraz
    modernoa eta posta. Berriketa guzti hori eraginkorra izan zen garaiko
    ezkerraren eredu dogmatiko, autoritario, burokratiko eta militantzia
    bereziki zentralizatuari aurre egiteko. Europan, errealki existitzen ez
    zen sozialismoaren erorketak, azaldutako beste arrazoiekin batera,
    militantzia hori birrintzen amaitu zuen, milaka militante estatuko
    egituretan, instituzioetan eta enpresetan txertatuz, baita eskuin
    muturrean ere. Estatu espainiarrean bereziki nabarmena izan zen
    PSOE 1982an estatuko gobernuan sartu eta sortutako etsipenaren
    harira; Hego Euskal Herrira ere iritsi zen prozesu hau, baina askoz ere
    gutxiago, V. Biltzarrean zehar jorratutako militantzia eredua sozialki
    errotua zegoelako.

    11.
    Azalkeria izan da krisi momentuetako bitartekorik errazena; azaleko
    berriketa honen azpian elkartzen dira topiko erreformistak. Egun,
    korronte asko berriketa horren atzean ezkutatzen dira begi bistakoa
    den kontraesan erreal bati ihes egiteko: objetiboki pairatzen ari garen
    zapalkuntza eta militantzia iraultzaile antolatua kuantitatiboki eta
    kualitatiboki hazteko dauden zailtasunak. Baldintza objektibo eta
    subjektiboen arteko distantzia hori ohikoa izan da historian zehar,
    eta aspektu subjektiboan antolatze eredu aproposa garatzen jakin ez
    duenean edo errepresioak martxan jartzen utzi ez duenean agertzen da.

    12.
    Distantzia hau arrazoitzen duten faktore gehiago badira, baina
    zerikusi zuzen edo zeharkakoa izaten dute antolakunde iraultzailearen
    ahultasunarekin. Ahultasun honen baitan azaleko ikuspuntuak
    gailentzen doaz pasibotasuna, ulertezintasuna edo buruzagi
    batzuekiko kultuaren bitartez sektore asko arrastan eramanez,
    kontzientzia garatuena duten militanteak topiko guzti horiei
    erantzun ezinik aurkitzen direlarik bere antolakuntza ahultasunagatik.
    Degenerazio erreformista asko hasi dira horrela oharkabean, sektore
    hauek ez bait dute esaten ustez porrot egindako eredu zaharra erabat
    amaitu denik berri batengatik ordezkatzeko; eta ez da esaten, batzuk
    pentsatu ere ez dutelako egiten, abiatutako bide horretan hain baxu
    erortzekoak zirenik. Behin maldan beheran abiatuta askoz ere zailagoa
    da erorketa gelditzea.

    13.
    Gorago baldintza objektibo eta subjektiboen arteko desfasea dagoela
    esan dugu. Alienazioa eta hezkuntza autoritarioa, menpeko ideologia
    etab. faktore garrantzitsuak dira hori gertatzeko; historiak erakusten
    digu kontzientzia gutxi duten masa zapalduak menperatzaileen gezur
    eta promesak sinisten dituztela. Sineskeria eta fedea gailentzen
    dira mesfidantza eta kritika arrazional eta erradikalaren aurrean.
    Baina norbanakoaren egoismoa, nazionalismo inperialista, soldata
    galtzearen beldurra eta kolaborazionismoa gailendu egiten dira….eta
    beraz, zapalduen talde batek zapaltzailea babesten du, batzuk pozik
    eta besteak ez, baina denak zintzo eta sumiso. Testuinguru honetan,
    norbanakoaren borrokak, edo antolakuntza ahula duten kolektiboak
    ere, porrotera bideratuta daude, desagerpena, sisteman txertatzera.
    Oztopo hauek gainditzeko modu bakarra, garai bateko lelo hura da:
    «Antolatu eta borrokatu!».

    14.
    Borroka kolektibo espontaneoak, errebolta edo masa formakoak, edo
    prestatu gabeko insurrekzioak, agortzera edo zapalduak izatera
    bideratuta daude. Halako adibideak ugariak dira. Denboran irauteko
    prestaketa gabe, zabaldu edo aliantzarik egiteko bitartekorik gabe,
    borondate on asko baina buru gutxirekin, herriak Estatua deritzaion
    makina beldurgarriaren aurka talka egiten du. Baina klase kapitalistak
    baditu bitarteko arinagoak: alienazioa, probokazioa, zatiketa,
    iruzurra….errepresio gogorra abiatzerako. Zigor ekonomikoak, lana
    galtzearen mehatxua, badaezpadako errepresioa, desjabetzeak, gosea
    erabili ditzake errepresio gogorragoetan amaitu arte, hala nola,
    jipoiak, torturak, espetxeak edo desagerpenak. Eta beti geratzen
    dira salbuespenezko neurriak, militarren esku hartzea, kolpismoa.
    «Antolatu eta borrokatu» leloa praktikan jarri behar da guzti hori
    gertatu aurretik..

    15.
    Baina burgesiak badu beste tresna eraginkorrik: parlamentarismo
    instituzionalista, erreformismoa eta sindikatu hori eta burokratikoen
    arteko nahasketa, herriaren haserrea «normaltasun demokratikoaren»
    lerrotik bideratzeko, honen morala erori araziz, dilista plater
    batengatik salduz eta borrokan jarraitzen duen ezkerraren
    aurkako errepresio neurtua justifikatuz. Garai batean iraultzaile
    izandako erreformisten salatari eta errepresore rola aski ezaguna
    da, baina ahaztutzeko joera dago. Ideologia erreformistak,
    esentziaz burokratikoa, kapitalak subentzionatutako sindikalismo
    korporatiboaren paktismoa bakarrik onartzen du: noizean behineko
    greba orokorrak langileen presioa arintzeko balio du berriro ere
    ezarritako barnean aritzeko. Politika honek mugimendu herritarra
    eta sindikatu borrokalarien aldeko joera atzeratzea lortzen du, eta
    kapitalismoak zergatik hainbeste krisi soziopolitiko gainditu dituen
    azaltzen du. «Antolatu eta borrokatu!» leloak beraz, berebiziko
    garrantzia hartzen du, erreformismoa borrokatzearena alegia.

    16.
    Antolatzeko beharra eguneroko beharrek erakusten dute. Esplotatua
    eta esplotatzailearen arteko kontraesana handitzen doan heinean,
    esplotatuari gero eta gehiago kostatzen zaio egunerokoa jasatea.
    Egun batean pozik bizi zen esklaboa esnatu egiten da eta
    kontzientzia kolektiboan bizirik mantentzen diren zertzelada, borroka
    eta garaipenekin bat egiten du. Eta hemen errotzen da antolakuntza
    iraultzailearen teoria marxista.

    17.
    Sistema kapitalistari erreparatuta, ikusten dugu XIV. Mendeko
    Florentziako proletargoaren lehen antolakundeak boterearen gezurrak
    ez sinistea zutela helburu; garaian haria pilatzen zuten langileek,
    beren burua «abangoardiatzat» jo eta hauek ere herriak bere kasa
    pentsatzea zuten helburu. Adibide gehiagori erreparatu gabe, esan
    daiteke kapitalismoan zehar antolatzeko ereduak 5 ezaugarri bete izan
    dituztela behintzat: 1)Hoberenak, prestuenak eta ziurtasun handiena
    dutenak hautatzea; 2)beren ideiak eraginkortasunik handienarekin
    azaldu behar zituztela jakitea; 3)horrek dakartzan arriskuen jakitun
    Behar dugun militantzia abertzalearen gaineko hausnarketa
    izatea eta neurriak hartzea; 4)beraz, helburuei eta bitartekoei, baita
    errepresioari ere, egokitutako barne diziplina pean funtzionatzea;
    5)barne antolakuntzan borrokatzen den horren ezaugarri batzuk
    martxan jartzea. Eta antolakuntza eredua ezezik, behar dugun
    militantzia abertzale eredua aztertzeko, beharrezkoa da helburu eta
    bitarteko sahiestezinei ere eustea.

    18.
    Sintesi honetako ezaugarriak esplotatzaileen ekoizpen bitartekoen
    jabe egin nahi izan duen edozein taldek erabili izan du. Antolakuntza
    ereduak bere gain hartu behar ditu borrokatzen dituen helburua eta
    erabiliko dituen bitartekoak, beti praktikan existitzen den kontzepzio
    etikoarekin batera.

    19.
    Eredu ezberdinek talka egiten dute: burokrazia eta inposatutako
    diziplina autoritario eta bertikala diziplina jakitun, kritiko eta
    antiburakratikoarekin, zuzendari jakintsu eta oinarri ezjakinaren
    banaketa onartzen ez duena. Guztia helburuei loturiko antolakuntza
    ereduarekin, antolatzeko modu erreformista eta erreakzionarioa
    onartu ezinak dira. Gauza bera gertatzen da erabili beharreko
    bitartekoekin eta Giza Eskubideen Aldarrikapenarenen hitzaurrean
    agertzen den errebolta eskubidearekin. Antolakuntza eredu guztia
    eskubide hori onartu edo ez onartu baldintzatzen du; eta
    horrek erreformismorantz hurbiltzen den eta esanahi asko eta
    anbiguotasunerako parada ematen duen «erresistentzia eskubiderako»
    ere balio du.

    20.
    Behin antolakuntza eredua aztertuta, ikusi dezagun antolakundeak
    dituen helburuak eta beraz zer nolako ezaugarriak beharko
    lituzkeen militantzia iraultzaileak. Bata masei begira lan egitea da,
    emakumeak edo gazteak, mugimendu herritarrak, langile klasea
    edo sindikatuak, talde hauek sineskeria erreformistatik beren
    helburuak iraultzaren bitartez bakarrik lortu ditzazketela ikusi araztea.
    Beste bat, aurrekoarekin lotuta, kolektibo horiek antolatu daitezela
    leherketak espontaneoak izan ez daitezen, beren borrokan antolatuago
    eta perspektiba historikoarekin lotuz. Borroka horiek burgesiaren
    gezur, meahtxu eta errepresioak gainditzea, eta atzera bueltarik
    ez izatea zaintzea. Eta azkenik, antolakundea, beste borrokekin
    uztartuta egotea, tokian tokikoa, herrialdekoekin, nazional mailan,
    nazioartekoan etab., beti ere helburu historikoen perspektiba galdu
    gabe.

    21.
    Helburu hauek komunak dira edozein talderentzako. Gazteak
    adibidez, erreformismoari, pasotismoari edo drogen errealitateari
    aurre egin behar diote beste gauzen artean. Errealitate hau botere
    helduari oldartzen zaion kontzientzia iraultzailearengatik aldatzeak
    helburu eta metodo ulerkorrak izatea eskatzen du. Adibidez, gazte
    borroka batek gaztetxe bat berreskuratzea lortzen duenean, segituan
    barrutik antolatzeari ekin behar dio, auzoko borrokarekin eta
    beste gaztetxeekin eta gazte mugimenduarekin harremandu, eta
    etorri daitekeen errepresiorako prestatu. Beste hainbeste, bestelako
    kolektiboentzako ere, benetan iraultzaileak badira behintzat.

    22.
    Puntu honetara iristean klase burgesaren antolakuntzarekin
    alderatzeko unea da. 4 eredu bereizi daitezke bertan: Iraultza
    burgesak zuzendu zituzten logia, klub etab.; Taylor-fordismoari
    loturiko antolakunde burokratiko eta autoritarioak; Toytismoari
    lotutako bereiziago eta malguagoak; azkenik eta berriena, prentsa
    bitartez, internet eta teknologia bitartezko sistema. Lehen multzoko
    ereduak martxan jartzen du hein batean, inperialismoak bere
    klase dominatzaileen taldetxoak bultzatzen jarraitzen baitu. Masa
    antolakunde burokratikoek ere martxan jarraitzen dute interneten
    bitartez batez ere.

    23.
    Internetak politika egiteko modua aldatu duela esaten da, baina
    azkenean azkartu baina ez du egin eta iraganean ere denbora
    politikoaren erabilera hau ez zaie arrotza izan parez-pare aurkitzen
    ziren taldeei. Ziber politikak baina muga handiak ditu: errepresio
    burgesa aise murgildu daiteke bertan saboteatuz edo orriak itxiz,
    indibidualismo progre eta isolatua bultza dezake, nor bere buruari
    begira jarrita, horregatik, aldez aurretik mugimendu, sindikatu,
    prentsa, antolakundeak behar ditu, ekintza praktikoak erabakiko diren
    hausnarketa guneak alegia.

    24.
    Ze militantzia eredua nahi dugun zehazten joan behar dugu eta
    horretarako egungo kapitalismoaren erasoaren ezaugarri nagusiak
    jakin behar ditugu. Boltxe Liburuak ateratako
    Lenin, Txabi,Argala, V. Biltzarraren gaurkotasunaliburuan honela
    laburbiltzen dira: bat, «Euskal Herriaren klaseko nazio askapena
    zuzenduko duen subjektu iraultzailea deuseztea»; bi, «klase
    identitatearen deuseztapena, hau da, subjektu esplotatuaren
    kontzientziaren deuseztapena; hiru, «langile klasea herri langileko
    beste sektoreekin saretu eta elkartzen duten harremanak puskatzea»;
    lau, «Sintesi moduan, 3 eraso hauek batean sintetizatzen dira, Euskal
    Herriak, berezko kontzientziadun den subjektu identitatearen aurkako erasoa.
    Askapenaren teorian oinarritzen den kontzientzia honek ikuspuntu
    historikoa, kulturala, linguistikoa, politikoa, ekonomikoa, etikoa,
    antolakuntzakoa…..barnebiltzen ditu.

    25.
    2013ko Urtarrilaren 17an LAB sindikatuak egindako azterketa
    batean, euskal langile klasearen ahultasun estrukturala baieztatzen
    da, eta bereziki gazteria «belaunaldi galduan» bihurtzeko arriskuaz
    ohartarazten da. Independentzia sozialista bat erdieste bidean,
    ondorio latzak uzten dizkigu, hiru ezaugarritan isladatzen dena:
    bat, gazteriaren artean pasotismoa gailentzen da, beste joera
    erreakzionario eta eskuindarrekin batera, nahiz eta gazteriaren beste
    sektore batek joera iraultzaileak hartzen dituen; bi, herriaren gaitasun
    zientifiko-teknikoa ahultzen da, inperialismoaren mesedetan; hiru,
    herritar helduen artean arrazismoa eta xenofobia handitu egiten
    da, dauden lanpostu gutxiak migranteek eskuratzen dituzten uste
    burgesarekin.

    26.
    Guzti honekin batera, Espainiar estatuaren parteko erasoaldi
    zentralizatzaile eta espainolizatzaileak indartu egin dira, eta Frantziar
    estatuan berriz 1850eko lege batetik tiraka euskara oztopatzen saiatu
    dira. Beraz, bi estatuen parteko 4. erasoaldian aurkitzen garela esan
    dezakegu. Guzti hau ikusita, eztabaidara aurkezteko moduan gaude
    militantzia abertzaleak behar dituen gutxieneko printzipioak, beti ere
    antolakunde iraultzaile baten praxia izan beharko duela aintzat hartuta.

    27.
    Militantziak helburu historikoak eguneroko praxiaren osagai bezala
    bizi behar ditu: independentzia, sozialismoa, berreuskalduntzea,
    jendarte ez patriarkarra. Horrek neurtuko du egunerokoan gure
    praktikaren zuzentasuna. Ez da izaten inoiz ebaki sakonik helburu
    eta bitartekoen artean, elkarrekintza bat, dialektika bat baizik.
    Bitartekoa helburutik aldentzen hasten bada, demagun parlamentuan
    indarrak bildu lehendabizi aurrerako helburuen alde abiatzeko,
    bide eroso horretatik bitartekoa dena, taktikoa, oportunismoa
    eta momentuko larritasunak helburuei gailenduko zaizkie, horiek
    ukatzeraino. Amildegi erreformistan behera ez erortzeko dialektika
    hori jorratzea beharrezkoa da, kolektibo moduan antolakunde horri eta
    bere militanteei dagokiena.

    28.
    Aipatutakoa ezin da mantendu denbora luzez militantzia teorikoki
    eta politikoki prestatuta ez badago. Formatuta egoteak ez du esan
    memoriaz errealitatean txartatzen ez diren argudio dogmatiko eta
    sinpleak botatzea, kontzienteki onartutako diziplina baten barruan
    pentsamendu kritikoa izatea baizik. Berez, pentsamendu arrazionala
    kritikoa, dialektikoa da, batez ere arazo sozialen barnean garatzen
    denean, bere kontraesanean, hauekin elikatuz noizbait gainditu ahal
    izateko. Puntu honetan, kritika eta autokritika talkan dauden batasun
    bat bezala ageri dira, errealitate objektiboa eta esentziaz iraultzailea
    den egiarekiko erresistentzia subjektiboaren arteko presioagatik.
    Antolakundeak militantziaren pentsamendu kritiko eta sortzailea
    bultzatu behar du, hau izango delarik antolakundearen izaera
    iraultzailea mantentzeko berme bakarra.

    29.
    Aurreko bi puntuek hirugarren batetara garamatzate: aipatutako
    lau helburuak klase eta generoko nazio zapalketa baten barruan
    ezinezkoak izanagatik, masen praktikaren baitan beren aspektu
    garrantzitsuetako batzuk errealak balira bezala bizitzen hasi behar
    dira. Jabetza kolektiboa, merkatutik at dauden harremanak, zentzu
    guztietako elkartasun antierrepresiboa, autogestio soziala, kultura
    herritar eta euskalduna… pentsatu kritikoa eta helburu historikoak
    borborka egon behar dute herri langilearen baitan, eta hori, militantzia
    iraultzaileak bultzatu behar du.

    30.
    Baina mentalitate herritar batetik gauzatu behar da, ez elite,
    buruzagitza edo goitik beherako batetik. Balore horiek pertsegituak
    izan dira beti, euskararen erabileraren beharrezkotasuna, ekintza
    kultural ezberdinak, hala nola, kirola, festa edo paganismoari
    lotutakoak, kultura kapitalistak ukatzen dituenak. Kultura herritarra
    erabilpenezko baloreen autogestio bezala. Klase borrokaren aspektu
    guztietara eraman behar da kultura hori, eta puntu honetan, etika
    berriro ere beharrezko bezala agertzen zaigu. Baina antolakunde
    iraultzailearen baitan ere beharrezkoa da, programa maximoa eta
    programa minimoa, helburua eta taktikoa denaren arteko dialektika
    horretan oreka topatzeko.

    31.
    Ondorioz, militantziak betebehar bat bezala ikusi behar du herri
    mugimenduan, elkarteetan, kirol eremuan, bizilagun elkarteetan parte
    hartzea. Hau baldintza bat da antolakunde iraultzailearen parte
    izateko. Borroka sindikalean, herritarrean, ekologikoan parte hartzeak
    errealitateari errotzea dakar, bizirauteko beharrezkoa dena. Arlo
    antierrepresiboak, antipatriarkatuak eta gazte mugimenduak arreta
    berezia merezi dute. Beste maila batean, militanteak instituzioetan
    eta hauteskundeetan murgilduta dabilen alderdiaren bere lana tentuz
    zaindu behar du, errespetua eta pedagogia erakutsiz, koherentziaz
    eta argudioak eskainiz. Berriro, antolakunde iraultzailea beharrezkoa
    agertzen zaigu, militantzia prestatu eta bertatik errealitatearen
    oxigenoa jasotzeko..

    32.
    Guzti honek auzi bati erantzun behar dio praxiaren filosofian:
    polibalentziari. Edozein eremuetako borroketan eragina izateko
    gaitasuna izan behar, burgesiaren balizko erasoei aurre hartzeko
    gaitasunarekin batera. Militantziari ezin zaio eskatu gauza guztiez
    dena jakitea, baina edozein errealitatetan esku hartu eta aldeko
    hegemonia bat lortu behar du. Gizakiaren filosofia marxista
    gaitasun kritiko eta sortzailearen gaitasuna garatzea bultzatzen
    du polibalentziaren bitartez. Praktikaren filosofiak militante batek
    eztabaida edo batzar batean galdera erabakior baten aurrean erantzuna
    izateko gaitasuna bultzatzen du, zapaltzaile bati galdera kritikoak
    egitekoa edo eta txosten bat osatzekoa. Hori egiteko kolektiboki
    antolatzea beharrezkoa da, perspektiba historiko batekin.

    33.
    Egungo kapitalismoan, polibalentzia hori jorratzeko bide bakarra
    internazionalismoa da, kapitala eta lanaren arteko munduko
    borrokan independentismo sozialistaren ikuspuntutik legokeen
    aukera bakar bezala. Aipatutako 4. oldarraldi horri aurre egiteko
    beharrezkoa da inperialismoaren kritikan irizpide kritikoak izatea,
    hau Euskal Herrian bertan gauzatzen den errealitate objektibo
    baten baitan. Internazionalismo bezala ez dugu ulertzen beste indar
    instituzionalekin egindako aliantzak, baizik eta batez ere klaseko
    nazio askapena eta munduko gainontzeko herrien borrokaren arteko
    dialektika bat, ekintza diplomatiko bere tokian jartzea eskatzen
    duena, hau da, beharrezkoa baina borroka orokorraren mesedetan.
    Internazionalismoa bezala Euskal Herrian eta bertatik kanpo
    jorratutako antiinperialismoa ulertzen dugu. Militantzia abertzalea
    internazionalista da independentista, sozialista, euskaltzalea eta
    antipatriarkarra delako, eta alderantziz.

    34.
    Azkenik, praktika militanteak jakin beharra dauka zer nolako arriskua
    errepresiboak dakartzan berarekin. Errepresio bezala ez da soilik
    hartu behar atxiloketa, tratu txar eta torturak eta espetxealdia,
    alde askotako sistema konplexu bat baizik: espioitza, jarraipenak,
    identifikazioak, intoxikazio ideologiko eta propagandistikoak, gerra
    psikologikoa, mehatxua edo bortizkeria sinbolikoa, ekonomikoa,
    Behar dugun militantzia abertzalearen gaineko hausnarketa
    administratiboa, kulturala, patriarkarra, heldua, goraka doan nazio
    askapena geratzeko. Akats handia egingo genuke errepresioa tortura,
    espetxea eta atxiloketara murriztuko bagenuke. Hauek Estatuak bere
    aparatuen bitartez estrategia orokor baten baitan kokatzen diren
    bitarteko gorenak baina ez dira. Prozesu honetan azken aurreko
    bitartekoa, deportazioa, desagerpenak, gerra zikina, estatu terrorismoa
    dira, azken bitarteko bezala erailketa masiboak daudelarik. Baina
    akatsa litzateke burgesiak erabiltzen dituen lehen eta bigarren mailako
    bitarteko horiek gutxiestea, horien erabilpenak, maiz, azkeneko
    mailak erabiltzea sahiesten die eta.

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